Conzultoría Matrimonial y Familiar
Nadie se casa para divorciarse, pero es un hecho que sucede; seamos más solidarios con aquellos que deciden hacerlo: no los cuestionemos ni felicitemos, por otro lado; simplemente decirles que los entendemos y que sea lo mejor, y no por eso es una decisión divina, sino necesaria.
Y esto principalmente debido a la presión a que se somete la persona que unió su vida a otra para no separarse, que es tan fuerte, sobre todo cuando hay hijos, que son los que a la larga sufrirán las consecuencias.
Recurren ante Uds. para pedir un consejo o simplemente descargar su frustración o gozo; hay que tratar de entenderlos sin inclinarse a ninguno de los dos, así sean parientes o familiares muy cercanos, y hacerles ver que es su decisión y lo entienden. Hasta ahí. Muchas veces los buenos oficios al querer intervenir resultan peores que la propia decisión, y aun cuando sepan que efectivamente ya era un matrimonio que no tenía visos de arreglarse y que era lo mejor para ellos, jamás cualquier comentario es lo mejor para alguien que está pasando un proceso de divorcio.
Transitar con un proceso legal de divorcio no es fácil, porque llegar a un acuerdo sobre los niños, la manutención, la pensión alimenticia, los bienes, es complicado, sobre todo esto último, en que cada quien desea quedarse con la casa cuando son propietarios; ahí es donde se detiene el proceso porque nadie quiere ceder al respecto. Hasta que pasado algún tiempo sin acuerdo alguno, el juez tiene que decir que la propiedad o propiendas se vendan y repartirse sus frutos, pero aun así resulta muy difícil porque interpondrán argucias para que no se llegue a vender, en específico si quien se queda con ella sigue viviendo ahí.
Cuando se presenta la demanda -y de acuerdo a lo que argumenten en la misma-, el juez puede dictar que (principalmente) el marido abandone la casa, y este se resiste a hacerlo porque no tiene donde vivir o porque simplemente considera que si se sale ya no podrá recuperarla; entonces la situación se vuelve muy caótica al estar viviendo ambos en la misma casa, sobre todo la afectación que están teniendo los hijos, aun cuando en algunos casos los hijos le pidieran al padre que se salga. Ante esa situación, se tendría que recurrir al juez para pedirle que por medio de un exhorto al Ministerio Publico obligue a la persona abandonar la casa.
Lo anterior se complica cuando alguien demanda el divorcio al otro por alguna de las causas que marca la ley, pero afortunadamente para ellos ya puede demandarse sin tener que recurrir a causa alguna: lo que se llama Divorcio Incausado, donde ni siquiera hay que avisarle al otro que se quiere divorciar; solo se elabora la demanda, se presenta al Juez y este manda notificar, ante la sorpresa del otro que, le da el patatús, casi se desmaya y empieza su viacrucis.
Es por ello aconsejable recurrir a un terapeuta de pareja, consultor matrimonial, mediador o quizás un psicólogo donde ambos consulten sobre el problema que están viviendo y lograr avenirse, o decidirse por un Divorcio Voluntario -o como les llamo yo, un Buen Divorcio- y así se evitan todos los problemas antes enunciados.
Finalmente nadie quiere vivir en pleitos constantes, con todo tipo de dificultades, desde económicas, psicológicas, legales o sexuales, o sea, sin querer o amar a su pareja.
Creo que la mayoría de las personas que compran este periódico son hombres; les recomiendo que si así es, se lo presten a sus mujeres, ellas también tienen derecho a estar bien informadas sobres los asuntos que les competen a ambos. No por leerlos tomaran decisiones que vaya en contra de Uds., los hombres; al contrario, reafirmaran su amor por siempre.
Quiero avisarles a mis dos que tres lectores que ya estoy atendiendo de nuevo sus comentarios y consultas en mi oficina, como Mediador Familiar, Terapeuta de Pareja, Terapeuta Sexual, para que si desean hacer una cita lo hagan a mi correo bautista46@hotmail.com o al WhatsApp (664) 204-61-80; denme de alta y con gusto los atiendo.
El Licenciado Roberto Bautista es terapeuta de parejas con maestría en Educación.
