Con un mes y tres días de diferencia, el cohete James Webb surca el cielo centroamericano, cruzando la zona de gravedad, buscando lo que el Challenger no pudo: subir a su destino aquel 28 de enero de 1986, que todos vimos con horror y derrota humana, explotar y caer en hierros retorcidos, con restos humanos de los siete tripulantes que iban a bordo del Challenger, el “Desafiador”.
Como su nombre lo indica, desafiaba la gravedad, el espacio y un mundo desconocido, que hoy continúa en incógnita. Pero todo cuesta. Ahora el James Webb ya subió al espacio con una tecnología asombrosa, que la ponen de manifiesto países pudientes, capaces, inteligentes, que tienen en mente, como todo ser humano terrícola, saber qué hay más allá de la luna y el espacio exterior, rumbo a las estrellas y la Vía Láctea.
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Sin duda, si es exitoso, el Webb cumplirá con su encomienda, y la ciencia tendrá cómo conocer y ver qué hay más allá de la Tierra, en el universo, y quizás encontrar lo jamás visto. Incluso saber de una vez por todas si existen o no los OVNIS o si somos los únicos y afortunados seres vivientes en esta vasta zona, donde está el Sistema Solar, planetas, estrellas, lunas y más.
Por ello será interesante saber qué nos depara o con quién más compartimos este cielo azul abierto, que según el Génesis hizo Dios para nuestro complemento planetario, pero ya va la humanidad más allá de lo que nos proporcionó. Dios dijo: “habiten la Tierra y multiplíquense”; no dijo: “viajen al espacio y busquen qué hay más allá”. Quizá por eso el fracaso espacial; haber sido tan golpeados… ¿por andar de curiosos?
Bueno, nuestro regalo al pasar al 2022 fue que se juntaron estas naciones para conocer qué hay más allá de los planetas. ¿Se acuerdan de “Viaje a las estrellas”, con el actor Leonard Nimoy, y demás películas de los 60’s? Hoy ya se hará realidad que viajen naves al espacio. Como telescopios solamente, pero ya es un paso más de la era moderna de las comunicaciones.
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Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.
