Construyendo su identidad cinematográfica desde los 14 años al crear cortometrajes (“Al final de la noche”, “Al otro lado”, “Memín: Crónica de un boxeador”, “Viaggio” y “Luciano”) que ha exhibido en Alemania, Francia, Canadá, Estados Unidos, México y Cuba; participando en producciones hollywoodenses en Baja California (“Little Boy”, “Selena: La serie”, “The Rescue”, “Miss Bala”, “Fear the Walking Dead” y “The Bridge”) y de manufactura nacional (“Los hámsters”, “Compadres”, “Edén”, “Niña sola” y “El vecino”), Rodrigo Álvarez Flores destacó en 2021 por la filmación de su ópera prima “Soy lo que nunca fui”, apuesta impregnada de raíces culturales de una frontera efímera, nutrida de migraciones, con la que consagra un gran capítulo en sus primeras dos décadas dedicadas al séptimo arte.
“Es importante retratar las verdaderas calles de Tijuana que crecen y cambian de manera constante. La modernidad le está pegando en su diseño por todas partes, es relevante hablar de una frontera que ha ido creciendo con esta población migrante que se queda, de la clase media promedio que es ignorada en el cine, a cuyos problemas cotidianos no les ponemos atención”, subrayó a ZETA el realizador de 34 años, quien, en apoyo a la coproducción con escuelas de cine, obtuvo del Instituto Mexicano de Cinematografía 3 millones de pesos para financiar su ópera prima.
“Pudimos filmar este año, en medio de la pandemia, una ficción que narra la historia de una familia disfuncional, dividida por sus emociones. Quiero hacer un cine que hable de las fronteras, de la identidad de los que se quedan a vivir, no de los que la toman como sitio pasajero, sino de los que encuentran sus sueños, metas y deseos de vida en Tijuana”, abundó el bajacaliforniano, cuyo rodaje participó como primer corte en el Mercado de Cine Latinoamericano Ventana Sur en Buenos Aires, Argentina, organizado por Marché du Film del Festival de Cannes, donde el 3 de diciembre, “Soy lo que nunca fui”, fue reconocida con el premio Sofía Films, con lo que recibirá apoyo en corrección de color, finalización de la película y supervisión de efectos visuales.
El drama que exhibe la condición humana se rodó en 29 días entre Rosarito y Tijuana (Centro, Santa Fe, Obrera), con el protagónico de la actriz, guionista y directora oaxaqueña Ángeles Cruz. Contenido con el que Álvarez Flores afianza su meta:
“Mi objetivo es contar historias locales, de personajes de la región, sus calles, la clase media, y proyectar múltiples caras de la identidad cinematográfica de Baja California, que crece con la población migrante.
“Es una película que hicimos entre amigos, profesionales y colegas de la universidad que nos conocimos en rodajes, eso nos permitió reunir lo mejor de Baja California, pero crear cortometrajes ha sido mi camino de preparación, abrir puertas, e incluso mis cortometrajes tienen temáticas de mi primer película; lo mismo ha sido formarnos a la par de producciones hollywoodenses y mexiquenses que llegaron y aportaron a la metodología, foguearnos ha permitido un repunte de autores bajacalifornianos, y también de actores que logran una disciplina increíble, talento y compromiso. Soy parte de una nueva generación de cineastas que buscamos apoyarnos entre colegas y compartirnos experiencias”, subrayó el creador, quien durante 2022 producirá las cintas “Acapulco Magic”, de Gustavo Ruiz en Guerrero, y “Rats” de Carlos Trujano en Puebla.