– ¿Sabes cómo se llaman los habitantes de Belén?
“Mmm…. ¿Belencianos?”.
– No. Figuritas.
Autor: Un fan de LEGO.
Mal padre
Un niño esperaba impacientemente la Navidad para ver lo que le regalaría su padre. No aguantó más y preguntó:
– Papá, ¿qué me vas a regalar para Navidad?
“¿Qué te regalé el año pasado?”.
– Un globo.
“Pues, ¡este año te lo inflo”.
Autor: Un regio, de veras.
Preparando la cena
Un matrimonio está a punto de empezar a preparar la cena navideña. La esposa dice al marido que ella tiene que salir, que él se encargue de sacrificar al pavo.
Asombrado y sin saber que hacer, el hombre va a la biblioteca, en la sección Cocina, encuentra un libro de aves y busca Pavo. Entonces lee:
Primero, emborrachar al pavo.
El obediente marido se dirige al bar, toma una botella de whisky y ofrece un sorbo al pavo. Entonces piensa:
“Es Nochebuena y yo también voy a tomar un trago”.
Con el pajarraco bajo el brazo, se dirige a la cantina más cercana, donde pide su cerveza favorita en cuanto cruza la puerta. Así transcurre la tarde entre trago y trago.
Finalmente va a casa y, cuando llega la esposa, lo encuentra en tremenda borrachera y pregunta:
“¿Cómo te fue? ¿Ya mataste al pavo?”.
Envalentonado, el marido responde:
“¡¡¡Tú le tocas ¡hic! una pluma ¡hic! a mi compadre y ¡hic! ya verás cómo te va!!!”.
Autor: Un chef.
Niño pobre, niño rico
Había una vez dos niños: uno pobre y uno rico. Era época de Navidad y el niño rico recibió muchos juguetes. Entonces le preguntó al niño pobre:
– ¿Y a ti qué te trajo Santa?
“Un topoto”.
– ¿Qué es eso?
“No te puedo decir”.
Horas después, el niño rico fue con su papá y le dijo:
– ¡Papá, papá! Quiero un topoto.
“¿Qué eso?”.
– No sé, pero mi amigo lo tiene y no me dijo lo que era.
El papá fue con el niño pobre para hacerle una propuesta:
– Te doy todo lo que recibió mi hijo si me enseñas tu topoto.
“Está bien, pero primero traiga los juguetes”.
Quince minutos después, el señor llegó con los juguetes para el niño pobre:
– Aquí están los juguetes. Ahora ve por tu mentado topoto.
“Está bien, voy por mi topoto”.
El niño caminó en dirección al baño, tomó el tubito de cartón del rollo de papel, volvió afuera y se acercó al padre del niño rico:
“Aquí está, esto es un topoto”.
Sorprendido, el señor exclamó:
– ¡Eso es un tubo de cartón!
“Deje le muestro”, dijo el niño pobre, entonces colocó el tubo en su boca y empezó a entonar:
To-po-to-, topo-to-to-potooo…
Autor: Anónimo de Bienestar.
Baltazar va a una fiesta
A Baltazar lo invitan a una fiesta y lleva mirra. Nada más llegar, lo corren y le reclaman:
“¡Te dijimos que trajeras birria!”.
Autor: Melchor, quién más.
El sabelotodo
– Niño, este año los Reyes Magos te van a traer carbón, por sabelotodo.
“Pero, ¿carbón de qué clase? ¿Turba? ¿Hulla? ¿Antracita? ¿Lignito?”.
– ¡Síguele y verás!
Autor: Un pedagogo.
En busca del pino navideño perfecto
Dos niños van al bosque en busca de un pino para Navidad. Después de dos horas, uno le dice al otro:
“¡Suficiente! El próximo pino que veamos, nos lo llevamos, ¡tenga o no tenga bolas de colores de Navidad!”.
Autor: Vendedor de pinos.
Renos enemigos
Arlene Chmelyk es una residente de Fort Nelson en Columbia Británica, y vaya problemón que ha tenido últimamente en el patio de su casa. Resulta que esta mujer aprovechó unas figuras de venados que la familia tenía para practicar tiro al blanco y las transformó en los renos de Rodolfo para decorar su casa a propósito de la Navidad.
Entonces, sucedió algo inimaginable: los venados de la zona rural donde vive, ¡EN ZERIO! pronto acudieron al domicilio a investigar la presencia de estos “intrusos”, a los cuales atacan un día sí y otro también.
Ni siquiera el foco rojo que el marido de Arlene agregó al reno que lidera el trineo, bastó para asustar a los violentos antílopes que en especial detestan al Rodolfo que sigue de pie, a pesar de los constantes ataques. Chmelyk dice que está más que dispuesta a reparar sus ornamentos una vez que concluya diciembre.