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sábado, febrero 17, 2024
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Las angustias, miedos o fobias por la Navidad

Conzultoría Matrimonial y Familiar

 


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Nuevamente Navidad. Para muchos, alegría; pero para otros angustias, depresión, estrés, ansiedad, etc., y que finalmente unos y otros dentro de sus posibilidades lo festejan… o de plano no. Para muchos, la Navidad es época de reencuentro, fiesta, unión, amor y regocijo, sin embargo, en ocasiones estas fechas pueden convertirse en una auténtica decepción, desilusión o hasta pesadilla que lo único que provoca son dolores de cabeza. Todos conocemos a alguien que sufre algo parecido a tristeza, depresión y estrés, entre otras cosas, cada vez que se aproximan estas fiestas; o la típica persona que odia la Navidad con todas sus fuerzas asemejándose al popular Grinch.


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Pero por mucho que algunos bromeen al respecto, varios estudios han demostrado que 2 de cada 5 persona sufren fobias a las fiestas de Navidad y Nochebuena. La Navidad es la gota que colma el vaso de cientos de personas.

Aunque las fiestas navideñas suelen ser positivamente emotivas (puesto que conllevan celebraciones, anhelados encuentros, algarabía y distensión), en ocasiones, este broche de fin de ciclo se traslada a un inevitable análisis evaluativo del tiempo transcurrido y, como consecuencia, a una cierta inestabilidad emocional en forma de angustia, ansiedad, frustración o tristeza motivadas; o simplemente se convierten en fobias, por la insatisfacción personal ante los objetivos incumplidos.

Las fobias son miedos irracionales o desproporcionados que invaden la mente humana y se exteriorizan corporalmente, por lo que tienen un alto componente somático. Entre los síntomas más comunes destacan cuatro trastornos principales para catalogar la fobia navideña. Estos son: aversión social; estrés y autoexigencia; tristeza repentina; y compras compulsivas.

El primero de ellos, la aversión social, está marcado principalmente por las masivas reuniones familiares, empresariales y sociales que llenan la agenda en pocos días y que dejan al descubierto nuestras debilidades, sueños y frustraciones. Por lo tanto, los especialistas recomiendan trabajar la gestión de emociones y la autoestima.

A medida que el fin de año se acerca y se hace un balance del mismo, se percibe un incremento de la insatisfacción y del estrés al constatar que no solo no se ha alcanzado las metas que se propusieron, considerando tener la sensación de que nunca consiguen sus objetivos. Este estrés puede somatizarse, generando sensaciones de ansiedad, negatividad, mal humor, problemas alimenticios y trastornos del sueño.

Cuando los índices de estrés empeoran, estos desembocan en el tercer componente, sucesos de tristeza repentina. Los estados depresivos se maximizan y dan paso a los miedos. Experiencias como un fallecimiento cercano, traumas y discusiones familiares afloran en estos días.

Un elemento que sobresale por esa tristeza o nostalgia se da en aquellas personas que han sufrido una o más perdidas, como son las muertes por alguna enfermedad de un ser querido; caso concreto en estas fechas en que ha predominado la epidemia del coronavirus, donde inclusive que sin ser familiar lo puede ser por la pérdida de un amigo o un compañero de trabajo estudios o convivencia.

Pero quizás se sienta más en los casos de divorcios y viudez, donde aun cuando el divorcio haya sido por decisión propia, finalmente a la persona no se deja de querer del todo, volcando los recuerdos en cascadas en estas fechas principalmente, y no se diga por los hijos, que ya no conviven con uno, sino con el otro u otra; esto se magnifica cuando el que se queda con ellos no permite que los vea el otro. Algo similar es el de la viudez, que aunque no se da por decisión propia, puede ser más doloroso porque ahí se pierde al ser querido, más si quedan de por medio hijos, y estos constantemente sufren y lamentan la pérdida del ser querido y el o la viuda tiene que soportar toda esta desgracia, intensificada en estas fechas.

Y por último, el compromiso de regalar a todos y cada uno de nuestros seres queridos, incluso en las ocasiones que no se tienen los recursos económicos para regalar. Las Navidades tienen el escenario perfecto para las compras compulsivas: centros comerciales con luces y música, escaparates llamativos, promociones y descuentos como gancho.

 

El Lic. Roberto Bautista es terapeuta de parejas con maestría en Mediación.

Correo: bautista46@hotmail.com

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