Columna invitada
“El verdadero peligro, hijo, se llama indiferencia. Mi padre nunca me había enseñado tanto en pocas palabras”.
-Elie Wiesel
El fin de semana anterior ha sido uno más de violencia y ejecuciones en Baja California; otra página negra más, en una historia que no acaba. Siendo trágicos todos los sucesos, incluyendo la ejecución de uno de nuestros policías, hubo componentes disruptivos: en Tijuana asesinaron a cuatro menores de edad junto a sus padres; tres de ellos eran criaturas, hermanos, una niña de 3 años y dos niños de 6 y 11. Los mataron junto a su madre y padre. Al día siguiente mataron a un padre y a su hijo de 17 años; el adolescente tenía síndrome de Down. En Mexicali desaparecieron tres muchachos en distintos eventos, mientras sus familiares claman en redes sociales su paradero hasta el momento de escribir estas líneas. Finalizando con lo acontecido el lunes 6 de diciembre, cuando acribillaron a una joven abogada en su despacho, en la zona urbana de la capital.
Los factores, motivos y antecedentes detrás de estos lamentables hechos seguramente son muchos y diversos. Ahí no me detengo. Tampoco en la imposibilidad material de cuidar a todos los ciudadanos por parte de nuestras policías; la seguridad pública no parte de esa falacia, máxime si se trata de ataques o acciones dirigidas. No, ése no es el debate. El punto es la creciente indiferencia de nuestra sociedad ante este tipo de tragedias; la normalización agigantada de la violencia y la indolencia al sufrimiento ajeno, que debería ser propio, en aquella quimera de pertenencia que tanto presumíamos al ser de Baja California.
Los bajacalifornianos estamos cambiando, hemos transformado el concepto de “calidad de vida” entendiéndolo como aquello que solo nos debe de importar e impactar a nosotros y a nuestras familias; y estamos perdidamente equivocados, porque el futuro de nuestros hijos no nos pertenece, menos el del lugar donde seguramente se desarrollarán, que es nuestro Estado. Este individualismo sin sentido, cobrará una factura aún más cara en unos cuantos años: seremos testigos no solo de fenómenos de violencia, delincuencia o pulverización del tejido social, sino de una mayor desigualdad ante la ausencia de empatía y solidaridad entre sectores y condiciones sociales, algo que en algún momento diferenció a Baja California del resto de México.
Hoy más que nunca, nuestra resistencia natural a la violencia es lo que debe de unirnos para detenerla, porque las comunidades y municipios de nuestro Estado, constituyen precisamente lo común, donde todos somos responsables, donde el camino egoísta se interrumpe y hay uno solo: el colectivo, donde todos nos necesitamos.
Y en esta reflexión no puedo incluir a nuestros funcionarios electos y representantes populares, porque su actuar, agenda y foto diaria manda al crimen organizado lo que precisamente espera, señales de que la violencia no les preocupa, y mucho menos les ocupa. Con sus acciones y omisiones le siguen demostrando a Baja California que, en su concepción, la política es banal y falsa; que la impunidad y la desesperanza del que busca justicia, son temas para campañas no para responsabilidades públicas; que la sangre es de otros; que el “pueblo”, al igual que ellos, voltea hacia otro lado, y que nuestra indiferencia la tienen tan diagnosticada, que no solo la utilizan, sino que abusan de ella.
Por ello, a quienes nos representan, cero tolerancia y exigencia puntual a que cumplan con su obligación y lo que les corresponde para lograr la seguridad que merecen los bajacalifornianos; si como ciudadanos olvidamos ese deber cívico, seguirán haciendo lo único saben hacer: simular, pactar y distraer. El reto está en nosotros. Rechacemos públicamente la violencia, los Bajacalifornianos no podemos acostumbrarnos al miedo, porque éste será temporal; lo siguiente será olvidarlo, aceptarlo y en ese momento, nuestro Estado se nos irá de las manos.
Héctor R. Ibarra Calvo es mexicalense, abogado postulante y catedrático de Amparo en Cetys Universidad. Ha sido regidor en el XXII y XXIII Ayuntamiento de Mexicali.
Correo: hectoribarra@idlegal.com.mx Twitter: @ibarracalvo