Carisma, versos, canciones, poesía, guitarrazos, vida y anécdotas, se mezclarán en una noche que propone más que un simple choque de duetos de “Dos tipos sin cuidado”: la leyenda tijuanense y precursor del rock, Javier Bátiz, y el cantautor, folklorista, escritor y apologista de los excesos Armando Palomas, en una aventura irrepetible
La tercera es la vencida para el sarcástico de las líricas y artista independiente Armando Palomas, quien vuelve a la frontera bajacaliforniana para cerrar el año junto a la leyenda del rock mexicano y guitarrista Javier Bátiz, compartiendo el escenario de Black Box entre anécdotas, letras y música, en una noche bohemia y de buen rock.
“El destino ya tenía a Javier y a mí en la mira con nuestro encuentro en un Vive Latino que se da de manera amigable, saludando a una leyenda y ahora coincidiendo después de una pandemia, grabando un par de notas en la guitarra para unas de mis canciones, y a menos de una semana de encontrarnos arriba de un escenario en su natal Tijuana”, expresó a ZETA Armando Palomas.
Por su parte, el guitarrista de 77 años y precursor del rock en México, resaltó la oportunidad de unir talentos junto al cantautor de “Tú y la borracha noche”:
“Nos encontramos en el camino, y con la historia musical que traigo, estuvimos de acuerdo en hacer algo, me encanta su trabajo, su manera de improvisar, componer, su creatividad; desde ese momento decidimos juntarnos, con presentaciones en Aguascalientes y ahora repitiendo en Black Box”.
A realizarse el jueves 16 de diciembre, el show “Dos tipos sin cuidado” será “de dos cosas diferentes: donde yo me muevo en otro sentido y Javier es una leyenda, ambos tenemos un muy buen humor y no se trata solamente de presentar música, sino de platicar y contar anécdotas, tener una interacción, compartir canciones y echar el palomazo”.
Y adelantó:
“Empezaremos Javier Bátiz y Armando Palomas con los músicos de Javier, luego me quedo yo solo con la guitarra, es algo irrepetible, y lejano a comparar cronológicamente las carreras de cada uno, el asunto se convierte en algo muy chingón, no faltan las risas con Javier, que no ha explotado su lado standupero (por así decirlo), pero tiene un buen humor y yo lo tengo bastante negro, y esa mezcolanza va a resultar en un show único.
Con tres décadas ininterrumpidas en la música, el próximo 5 de febrero, el hidrocálido se presentará en el Lunario del Auditorio Nacional en Ciudad de México, con invitados como Arturo Meza, Franco Escamilla y el propio Bátiz, fecha en que “aparte, voy a festejar mi cumpleaños y próximamente la presentación de mi obra ‘Crónicas bizarras y requintos de calavera’”, apuntó el también escritor, quien en ese concierto concluirá la filmación de su documental “Muérete de todo, pero no de las ganas”, enfocado en su vida.
“Este trabajo audiovisual se trata de lo que he hecho en mi vida de manera independiente, porque soy un tipo que en treinta años nunca le he dado las nalgas a ninguna televisora, disquera, todos mis discos han salido de mi bolsillo, he sido mi sustento, mi pan, mis medicinas, y por eso creo que es importante contar esta historia, de cómo le aposté desde el principio a la independencia y seguir siendo el rey del ‘Hágalo usted mismo’. He sido libre en ese sentido, he hecho lo que quise con mis canciones, discos, duetos; soy un tipo que no se contrata, yo opino y hago. Sabiendo eso, pienso que el artista mexicano debería dejar de prostituir su música”, reflexionó Armando Palomas.
Por su parte, el maestro Bátiz resaltó su legado:
“He abierto la puerta a varios músicos famosos, enseñándoles de tú a tú (Carlos Santana, Álex Lora, Abraham Laboriel, Fito de la Parra (Canned Heat) y Guillermo Briseño), y ahora lo hago con jóvenes dando clases en mi estudio. Eso es lo que me tocó ser en la vida, el faro para muchos artistas en la batería, guitarra, saxofón, y sigo enseñando. Mientras la gente me siga y escuche mis canciones, seguiré dando escuela, engrandeciendo mi legado, las líneas melódicas, las estructuras armónicas, las palabras de mi música, canciones. “Aparte de ser filósofo, soy un poeta, y quiero que Tijuana se dé cuenta de eso”, concluyó el músico que da nombre al acceso principal a la colonia Altamira.