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lunes, septiembre 30, 2024
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Entre amigas

— ¿Y cómo va tu vida amorosa?

— Como la Coca-Cola.

— A ver, no te entiendo.

— Primero “light” y ahora “zero”.

Autor: La comadre.

 

Esto de la modernidad…

Esta mañana le dije a mi hija que me pasara el periódico, a lo cual ella me dijo:

— Papi, no cabe duda que ya estás viejo, desactualizado, pasado de moda y no encajas en el mundo de hoy.

Entonces me pasó su iPhone. Para no hacer la historia muy larga, la mosca está muerta, el iPhone hecho pinole y mi hija ahogada en llanto.

Autor: Hija sin iPhone.

 

La vaca

— ¿Qué hace una vaca con los ojos cerrados?

— Leche concentrada.

Autor: un simpático.

 

Refranes pandémicos

Más vale mascarilla en boca que toser a la loca.

A Dios rogando y en tu casa orando.

Bendita cuarentena, que a ninguno nos llena.

A papel higiénico regalado no se le mira la marca.

Más vale estornudo controlado, que 100 virus volando.

No por mucho madrugar, vas a salir a callejear.

Aunque la mona se vista de seda, en casa se queda.

No hay cuarentena que dure 100 años, ni cuerpo que la resista.

Al mal tiempo, buena casa.

Aunque no vivas en un convento, quédate adentro.

Todos los caminos llevan al refrigerador.

Más vale viejito encerrado, que muy pronto enterrado.

Si la gripe suena, ponte en cuarentena.

Algo pasó por aquí y a todos nos encerró.

Caras vemos, Covid-19 positivo no sabemos.

Autor: un vacunado.

De nervios

— ¿Nervioso?

— Sí, un poco.

— ¿Es tu primera vez?

— No, ya había estado nervioso antes.

Autor: Un ansioso.

 

Devoto

— ¿Alguien sabe en qué página de la Biblia viene eso de convertir el agua en vino?

— Ah, qué pregunta tan más rara de ti, mira… no me digas que te hiciste devoto de repente.

— Para nada, lo que pasa es que tengo una fiesta el viernes y me tocó llevar pisto.

Autor: Un parrandero.

 

Reflexión

— Por fin comprendí que el alcohol hace daño.

— Vaya, compadre…

— Pero lo bueno es que ya lo perdoné.

Autor: Otro compadre.

 

Las maletas de la suegra

Este es un hombre que fue a casa de un amigo y dijo:

— ¡Vaya, un piano!

Y el amigo dice:

— Sí, se lo compré a mi hija, a ver si se ilusionaba para aprender a tocar el piano.

Y el otro contestó:

—  No te hagas ilusiones, porque compré unas maletas nuevas, y mi suegra sigue ahí.

Autor: Un yerno.

 

Vaya preguntas

— ¿Tu mamá sigue molesta conmigo?

—¡¡La atropellaste!!

— Fue un accidente.

—¡¡¡Tres veces!!!

— Estaba nervioso.

—¡¡Mientras te reías!!

— Me acordé de un chiste.

Autor: Suegra enojada.

 

Horóscopo

Un haragán es sorprendido por su madre leyendo un horóscopo:

— ¡Aja! ¡Vago!, ahora lees horóscopos.

— ¡No te entiendo mamá!

— ¡¿Qué dices?!

— ¿No me dijiste que me preocupara por mi futuro?

Autor: Un psíquico.

 

Borrachales

Un señor llega borracho a su casa y su mujer enojada le dice:

—  Óyeme, me habías jurado no volver a poner un pie en esa cantina.

A lo que el marido contesta:

— Te juro, mi vida, que he cumplido mi promesa, porque yo entre gateando y me sacaron cargando.

 

***

 

Dos borrachos están hablando:

— ¡Es terrible, pero tardo tres horas en dormirme!

— Pero si los dos tomamos lo mismo y cuando yo llego a casa caigo rendido al instante.

— Bueno, cuando yo encuentro la cama, también.

 

***

 

Era una vez un hombre que ve a su vecino borracho tratando de abrir la puerta con un puro y le dice:

— Señor, eso es un puro.

— ¡Diablos, me volví a fumar la llave!

 

***

 

Había un autobús lleno de gente y sale un borrachito y dice:

— ¿A quién se le perdió un fajo de billetes de $100 que están unidos con una liguita?

Sale un señor y dice:

— ¡A mí!

— ¡Pues encontré la liguita! Responde el borrachito.

Autor: Un sobrio enfadoso.

 

Premonición

Hace años un australiano soñó unos números. Desde entonces comenzó a usar esas cifras para comprar boletos de lotería sin tener ningún resultado.

La insistencia fue tal después de haber visto tan claramente los dígitos en su mente que persistió hasta que ¡EN ZERIO! la semana pasada, este residente de Edwardstown ganó el premio mayor de la lotería que equivale en moneda estadounidense a 3 millones, 383 mil 164 dólares con 51 centavos. Vaya premoción afortunada. O será que, como dice el dicho, el que persevera algún día alcanza.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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