Estamos rodeados de Observatorios Astronómicos.
En Chichén-Itzá los Mayas nos han legado vestigios de su inteligencia, la invención del CERO (0), y el observatorio astronómico. Desde siempre el hombre ha mirado al Cielo para ver el Universo, en el día, y en la noche la Bóveda Celeste con sus estrellas.
Estamos rodeados de observatorios astronómicos: en Cananea, Sonora (UNAM); en Tucson, Arizona (Observatorio Vaticano); Monte Palomar (San Diego, California); y San Pedro Mártir, Baja California (UNAM).
Los astrónomos necesitan observar las estrellas en cielos limpios como los del Noroeste de México, en las montañas y en lugares desérticos, poco poblados. La sede del Observatorio Vaticano está en Roma, pero la subsede se encuentra cerca de Tucson, Arizona, y es administrada por los padres jesuitas que viven en la Kino House. No son solo sacerdotes, sino astrofísicos o doctores en astronomía. Han estudiado mucho para ser parte de la comunidad científica.
En Guadalajara a principios de siglo XX, el padre Severo Díaz fundó el Servicio, hoy Instituto de Meteorología de la Universidad de Guadalajara. Una de las virtudes de Eusebio Francisco Kino, sacerdote jesuita (SJ), fue ser científico, matemático, astrónomo, cosmógrafo, y misionero. En 1680 observó en Sevilla, España, el famoso Cometa, publicando en México sus observaciones que molestaron tanto a don Carlos de Sigüenza y Góngora (ambos amigos de Sor Juana Inés de la Cruz), que la décima Musa le dedicó unos versos al buen padre Kino, mientras Sigüenza le dedicó toda La Libra Astronómica y Filosófica. El padre Eusebio mejor se vino a cumplir con su promesa a san Francisco Xavier a evangelizar a las tribus de la Península Califórnica, Sonora y Arizona.
Porque el jesuita Francisco Kino para su libro Observación Astronómica del Cometa de 1680, utilizaría en la portada la imagen de la Virgen de Guadalupe. Porque a ella le dedica el libro, y además fue él quien trajo a Sonora la primera imagen guadalupana (copia del original).
En la Virgen de Guadalupe han puesto su atención científicos y expertos de muchas áreas: química, oftalmología, computación, astronomía, arqueología, teología, literatura. Edmundo O ‘Gorman, Octavio Paz, Francisco de Florencia, Miguel León Portilla, Juan Pablo II, Xavier Escalada, escritoras, escritores, músicos, sacerdotes, obispos, Pontífices, y sobretodo la gente sencilla, ya sea de Italia o de México o de América Latina.
Por las Cartas fundacionales de California (Península), editadas por don Miguel León Portilla en su obra Loreto, Capital de las Californias, abemos que el jesuita milanés Juan María Salvatierra, solía disfrutar su día de descanso visitando a la Virgen en el Tepeyac. En el noviciado de Génova, Italia, había aprendido Salvatierra del padre Francisco de Florencia a venerar y amar a la Virgen María la Madre del Niño Dios que se apareció en el año 1531, durante el Solsticio de Invierto un 12 de diciembre; en el Hemisferio Norte (Tepeyac,) y se plasmó en el manto estampado en el Ayate del humilde Juan Diego.
El Instituto de Astronomía de la UNAM da testimonio científico de que efectivamente el Solsticio de Invierno en 1531, fue -según el Calendario Juliano- un 12 de Diciembre de 1531. Aquel día de la Quinta Aparición Juan Diego fue a recoger la prueba para que el Obispo aceptase y creyese que la Madre de Dios le pedía un templo, que providencialmente hoy es el más visitado del mundo. Así lo había pedido ella. Este 2021, se cumplen 100 años del atentado dinamitero que ordenó el General Álvaro Obregón para desaparecer la imagen original en la Basílica de Guadalupe en 1921.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com