Apenas finalizaba noviembre, ni siquiera habían empezado las posadas, cuando el Mayor en el retiro, Jorge Vargas Galindo, fue detenido en un alcoholímetro en Tijuana. No pasó la prueba, Iba, como dicen los oficiales de la Policía Municipal, en estado inconveniente. Mientras el nivel de alcohol permitido en la sangre para conducir un vehículo es de .80 grados, el Mayor superaba los 100 grados. Como procede, le remolcaron la unidad y le infraccionaron, para que se fuera a pie o alguien pasara por él. El problema es que el vehículo que manejaba no es el particular, sino el oficial. Una unidad arrendada a la Aduana de Tijuana, donde Vargas funge como subadministrador de Aduanas. El auto fue llevado a los corralones, pero -informan los oficiales- no es la primera ocasión que el funcionario actúa bajo los influjos del alcohol en horario o unidades de trabajo. El antecedente inmediato fue el 13 de septiembre, cuando alcoholizado, el Mayor en el retiro llegó a la plataforma de Aduana para protagonizar un zafarrancho con tramitadores y alijadores que se encontraban en maniobras de embarque de mercancías. Y eso que el Presidente de la República confió en que en manos de militares, habría mayor orden y responsabilidad en las aduanas del país.
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