En la rebatinga política de fin de administración, de manera por demás irregular, los funcionarios entrantes suelen encontrar grandes sorpresas: deuda, poco dinero disponible, faltantes en el inventario de muebles… vaya, los salientes se llevan hasta las macetas, resmas de hojas y… las camionetas. Con eso se encontró Marina del Pilar Ávila cuando, el primer día de su administración, no encontró por ningún lado las camionetas de lujo que utilizaba el ex gobernador Jaime Bonilla para trasladarse cuando no andaba en el helicóptero de la extinta Policía Estatal Preventiva. Resulta que las camionetas Chevrolet Suburban modelo 2020, blancas, con placas de circulación WCL108A y WCL003A, no eran del Poder Ejecutivo, sino que Bonilla las rentaba en un esquema del cual no han encontrado ni pruebas ni detalles. Las dos unidades del convoy gubernamental estaban registradas en Sonora, concretamente en Hermosillo, a nombre de una empresa llamada C4S Patrimonial, cuyo propietario es Héctor Manuel Villegas Barquero y Héctor Manuel Villegas Licea. Lo interesante que el primero fue director de Tránsito Municipal en la administración de Arturo González Cruz y también de Karla Ruiz Macfarland en Tijuana. Pese a que ostentaba un cargo público, su empresa le arrendaba los vehículos al ex gobernador Bonilla, pero en ninguna parte de la Plataforma Nacional de Transparencia aparece un contrato relacionado con este servicio, lo que genera más dudas y dobles interpretaciones. Bonilla viajaba en vehículos rentados y en un helicóptero de rescate que utilizaba como taxi personal, y al final, casi deja a pie a la actual gobernadora.