Viniendo de Playas de Tijuana, pasando por la Avenida Internacional a Zona Río, vialidades y costados de la canalización urbana de Tijuana son zonas horrorosas y destruidas por el tiempo, falta de mantenimiento y las miles y miles de personas que viven en situación de calle.
Allí, los mañosos grupos de personas de la calle son la primera causa de que jardines, banquetas, puentes, propiedades públicas y privadas estén en horrible aspecto desde la Avenida Internacional hasta la delegación de La Presa, por la canalización. Tiran basura, acarrean bolsas de basura, las urjan, escarban los bordos del canal, dejando socavones… como topos, buscan su refugio, pero causan muchos destrozos.
Rayan, queman, rompen, contaminan; muchos se drogan y pululan en el corazón de Zona Río. Hoy están que dan vergüenza esas áreas de lo que fuera la Tijuana de los 70’s, 80’s, 90’s, libres de gente deambulando. Hoy la tienen invadida y a su merced. Se drogan a vista de todos, se acuestan donde sea, levantan casuchas, acarrean basura, afeando lo que debía ser diferente, limpio y presentable.
La policía municipal debe detener a esos tipos y meterlos en la cárcel, pero no los detiene porque en máximo 72 horas esas personas en situación de calle ya están nuevamente en el mismo lugar.
Podría decirse que la canalización Río Tijuana, hasta el vaso de la presa Abelardo Luján Rodríguez y canal Alamar, es el picadero más grande y vasto de Tijuana, como lugar predilecto para drogarse, planear robos, depositar basura acarreada por tales adictos desde zonas de residencia urbana (la desparraman para buscar cobre y otros metales para venta).
Por ello, la Zona Río de Tijuana es una zona hecha un asco, por los miles de adictos, a quienes el Padre Chava, del Comedor Salesiano, da de comer; así, esos miles de problemáticos adictos, ya con la panza llena, solo se encargan de robar lo que sea en Zona Río o Zona Centro, y conseguir para su heroína, cristal, marihuana, Tonaya, metanfetaminas, ácidos, píldoras, etc.
Y todo ese foco y círculo vicioso repercute en la Zona Río, dándole un aspecto horroroso; una tierra sin ley ni autoridad que los detenga y ponga un alto. Ay de mi Tijuana, hoy está a punto de desaparecer, poco a poco.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.