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martes, octubre 1, 2024
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Autopsia policial

Documentada como una tragicomedia, “Una película de policías”, de Alonso Ruizpalacios, se une hoy al catálogo de Netflix, relatando anécdotas de dos oficiales de la corporación en la Ciudad de México, donde el realizador entreteje el tema de la corrupción, los humaniza y denuncia de forma humorística y personal, al sistema que coloca a los más pobres e indígenas en la primera línea de la seguridad pública

 

Morelia, Michoacán. Jugueteando entre los límites de la ficción para indagar la corrupción en la Policía de la Ciudad de México por medio de vivencias audiograbadas de dos oficiales, hoy viernes 5 de noviembre se suma al catálogo de Netflix el documental “Una película de policías” de Alonso Ruizpalacios, proyectado en la competencia de Largometraje Mexicano de la decimonovena edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.

Ganador del premio Mejor Contribución Artística en la edición 71 de la Berlinale, el filme producido por Elena Fortes y Daniela Alatorre, ilustra la rutina de Teresa (Mónica del Carmen) y Montoya (Raúl Briones), dos agentes de las fuerzas de seguridad que entre imágenes y sonidos, cuentan sus pensamientos y pasado ante la cámara, como una autopsia al amor de los patrulleros, la cara corrupta y humana de éstos.

Raúl Briones y Mónica del Carmen

“Es un trabajo tan arriesgado de alguna manera, porque habla de una institución que parece indefendible. La gente podrá atestiguar el proceso de creación de la película, en el que Alonso decidió filmar y convidarnos de la investigación e inmersión, que para mi gusto, es el mejor acercamiento al cine, porque nutre muchísimo los procesos. ‘Una película de policías’ tenía el componente particular del riesgo físico latente en torno a las actividades que realiza la Policía, no solamente en su formación, sino en su trabajo de día a día y que es un riesgo. Sí se requiere de cierto masoquismo para ser actor, es algo inevitable, ya sea físico o emocional, siempre pones algo de ti; aquí fue todo, la emoción, cuerpo y mente”, apuntó a ZETA Raúl Briones.

“Fue un reto muy importante, sobre todo confrontar mi postura como ciudadano ante una institución que me ha lastimado no de manera directa, pero sí todas las veces que he visto la represión que la Policía comete y las fechorías de algunos miembros de esta institución. No es que todos mis prejuicios hayan caído del todo, algunos se confirmaron, pero surgieron otras ideas, entonces, mi opinión se hizo más compleja, ahora es más humana. Es una película que aporta a la conversación no solamente social, también formal del cine. Podemos hablar desde una postura política, humanista, pero al mismo tiempo, de una exploración divertida, atractiva y visualmente muy poderosa”, agregó el actor de “Asfixia”, la serie “Club de Cuervos” y próximamente como “Miguel”, un campesino que se dedica a la caña, en la historia de un pueblo que lucha por detener una hidroeléctrica en la Cuenca de la Antigua.

“Una película de policías” combina las anécdotas de la historia de dos patrulleros que se enamoran en servicio (Patrulla del Amor) y la denuncia contra la corrupción en la corporación (al recibir un sueldo de mil 100 pesos quincenales), captando la atención del espectador desde el minuto uno, cuando una mujer embarazada grita al estar a punto de dar a luz en su departamento, y la ambulancia no llega ni porque el oficial de Policía lo solicita por la radio. Ante tal ineptitud, la oficial se coloca guantes quirúrgicos e improvisa el parto.

Para la realización del filme, tanto Briones como Mónica del Carmen tuvieron que inscribirse en academias de Policía como estudiantes para entender la cultura de la institución, en la que los estudiantes deben lanzarse de un alto trampolín a una piscina, sin importar si saben nadar.

“En la película parto diciendo que quién en su sano juicio quisiera ser policía, porque creo que, si las personas tuvieran más alternativas de explorarse a sí mismas, quien decidiera ser policía, lo haría por convicción y vocación, y no obligados por dificultades económicas. Son personas vulneradas francamente, ya sea por la racialización o por el contexto socioeconómico que muchas veces tiende la mano por el color de nuestra piel, y que esta sociedad los pone como carne de cañón de un Estado fallido con un racismo brutal que limita las oportunidades”, subrayó Briones, quien dice haber sido salvado por la cultura y el arte.

“Una película de policías” documenta cómo los oficiales deben sobornar a sus superiores para portar los mejores chalecos antibalas o patrullas, los sobornos a los ciudadanos o las alianzas que tienen sus comandantes con delincuentes, y cómo la institución coloca a los más pobres e indígenas en la primera línea de la seguridad pública, conjugando escenas en las que se rompe la ilusión de la interpretación y aparenta que los actores hablan directamente al público de su amor por una institución que los abandona.

Autor(a)

Roberto A. Partida Sandoval
Roberto A. Partida Sandoval
Licenciado en comunicación por la UABC. Periodista de entretenimiento. Editor de Espectáculos. 22 años en ZETA. Apasionado por el cine, música, viajes, gastronomía, ciclismo, senderismo y aventura.
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