A mis difuntos queridos que dicen
que ya partieron, los sigo sintiendo
cerca y brindándome consuelo; los
llevo en el pensamiento; los llevo en
el corazón; y mi alma al recordarlos,
no cabe de la emoción.
Ya dejaron esta tierra, su figura no
la veo, pero tengo en la memoria
todo el amor que me dieron: todas
esas enseñanzas, sus caricias y su
tiempo, ése que era tan valioso y
dármelo decidieron.
No les lloro en este día, quiero que
me vea sonriente; quiero que se
enorgullezcan y sepan que estoy
consciente de que, así como nacimos,
todos vamos a morir… pero que
mientras nos vamos, debemos
saber vivir.
Silvia E. Amaral.