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martes, octubre 1, 2024
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Viejita

Una viejita va pasando por la calle y ve a un borracho tirado en la acera. Con desdén le dice:

“¡Sucio, apestoso!

Y el borracho le contesta:

“Si es una adivinanza, ¡es el zorrillo!”.

Autor: Fanático de adivinanzas.

 

Vago

Un vago está en una esquina, cuando ve pasar a una muchacha con el cabello rubio y le lanza un “piropo”:

“¡Adiós, güera artificial!”.

Ella responde:

“¡Adiós, bruto natural!”.

Autor: Rubia viva.

 

Ah, qué vecino…

Un hombre ve a su vecino borracho, tratando de abrir la puerta con un habano. Se acerca a ayudarle y le dice:

 Señor, eso es un habano.

“Diablos, ¡me volví a fumar la llave!”.

Autor: Fumador de puros.

 

Consumidor

Un borracho entra al centro comercial, ve un local donde venden artículos sueltos y le dice a la persona que está atendiendo:

— Necesito cinco litros de vino suelto.

“¿Y el envase?”.

— ¡Con él está hablando!

Autor: Un sommelier.

 

Gallego perdido

Un gallego está perdido en una calle, de repente aparece un policía y le pregunta:

— ¿Qué hace acá? ¡Son las cinco de la mañana!

“Estoy buscando las llaves que perdí en la otra cuadra”.

Pero, ¿qué hace acá, si se les perdieron las llaves en la otra cuadra?

“Es que acá está el farol encendido ¡y allá no!”.

Autor: Un madrileño.

 

Aventón

Un borrachito está en una carretera, pidiendo aventón, un camionero se detiene y lo monta en el camión. El borrachito empieza a preguntar una por una las funciones de todos los botones que tenía el tablero, pero uno no servía para nada. Hastiado por las preguntas del borrachito, el chofer le dice que ese botón es para cuando él ve a una viejita, oprime ese botón y la atropella. El borrachito queda asombrado, pero no dice nada.

Al cabo de una hora, pasan por un poblado a orillas de la carretera y viene una viejita atravesando. Al verla, el borrachito oprime desesperadamente el botón y el chofer la esquiva. Se escucha un gran golpe y el borrachito dice:

“Manda arreglar ese botón, porque si no abro la puerta, ¡no le damos al blanco!”.

Autor: El chofer.

 

El turista y el campesino

Un grupo de turistas recorre los bellos rumbos de un poblado rústico en un país, en eso, uno de ellos ve a un campesino tirado a la sombra de un árbol descansando. El turista se le acerca y busca conversación:

Hola, amigo. ¿Cómo está usted?

“Muy bien, jefe, aquí descansando”.

Dígame, ¿por qué usted no trabaja más por sus tierras?

“¿Para qué?”.

Para tener grandes cosechas y vender más.

“¿Y para qué?”.

Así usted poder ganar más dinero y comprar ganado.

“¿Y para qué?”.

Con el ganado hacer reproducir y vender, y ganar más dinero.

“¿Y para qué?”.

Para tener una casa bonita y vivir tranquilo, descansar.

“¿Y qué estoy haciendo?”.

Autor: Anónimo de la llamada 4T

 

Antonio y Manolo de caza

Dos amigos van a cazar al campo, y al llegar al punto de encuentro, Antonio dice a Manolo:

Compadre, ¿tienes cartuchos que me prestes? Se me olvidaron en la casa.

“Sólo tengo dos, y si te doy uno, no voy a cazar nada”.

— ¡Aaah! Entonces, ¿me quedo con los brazos cruzados o qué?

“Está bien, toma uno, vete por aquel lado y yo me iré por este, y dentro de media hora nos vemos aquí, ¿okey?”.

Entonces se marchan y vuelven a la media hora:

— ¡Ya era hora, Antonio! ¿Cazaste mucho?

Dos perdices y una liebre”.

¿Y cómo lo hiciste?

“Salieron volando dos perdices a la vez, una liebre saltó, y de un escopetazo me lo llevé todo por delante. Y tú, ¿qué cazaste?”.

Pues yo, nueve perdices y diez tórtolas.

“¿Y cómo le hiciste?”.

No lo sé, pero ¡tengo un dolor de brazo de tirar el perro para arriba!

Autor: Un tal Pepe.

Autor(a)

Gabriela Olivares
Gabriela Olivares
gabriela@zeta.com
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