Lo conocí hace algunos años, durante una conferencia que ofreció en un conocido hotel de la Zona Río de Tijuana. Luego de impartir su charla, Manuel Bartlett Díaz, exsecretario de Gobernación durante el sexenio del Presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), se rehusó a responder cualquier cosa que guardara relación con “la caída del sistema”.
Para las nuevas generaciones o para quienes no tenemos tan buena memoria, el sistema al que me refiero era el Sistema Nacional de Información Político-Electoral (SNIPE), durante la elección presidencial de 1988. Se trataba de una época en la cual no existía un organismo autónomo ni especializado para la organización de las elecciones en México. Para ser más claro, antes de 1990 -es decir, antes de la creación del Instituto Federal Electoral (hoy INE)- las elecciones estaban a cargo de la Comisión Federal Electoral, la cual era presidida por el titular de la Secretaría de Gobernación en turno, que en aquel momento, era nada más y nada menos que Bartlett Díaz.
“Hemos tenido dificultades en la recepción de la información”, declaró el entonces secretario Manuel Bartlett. Mientras, AMLO escribiría: “El que cuenta los votos gana las elecciones”, en su libro La mafia que nos robó la Presidencia (Grijalbo, 2007). Andrés Manuel también escribió: “Un verdadero liderazgo se alcanza cuando se ejerce la política como imperativo ético”. Dudo mucho que Bartlett cumpla con esa cualidad.
Ya sea que se trate de acusaciones graves o señalamientos basados en la “rumorología”, Bartlett no goza del mejor prestigio; sin embargo, el Presidente López Obrador ha declarado sin tapujos: “yo le tengo confianza al licenciado Bartlett”. Y para rematar: “lo que hizo antes, bueno, eso se juzga y pues cada quien tiene que responder (sic)”.
Manuel Bartlett fue gobernador de Puebla, secretario de Estado en dos ocasiones, dos veces senador y dos veces precandidato a la Presidencia de la República. Hoy es director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), gracias al nombramiento que le dio precisamente el Presidente López Obrador. Asimismo, Bartlett es poseedor de 23 casas, de acuerdo con las declaraciones de la senadora Xóchitl Gálvez, quien, por cierto, este lunes fue la expositora invitada por el Grupo 21 de Tijuana.
Ante la reforma energética que viene, el director de la CFE advirtió que el autoconsumo de energía eléctrica quedará prohibido, dado que, con los cambios constitucionales que aspiran imponer, será ilegal. De igual manera, advirtió que todos estaremos obligados a contratar a la CFE y que no habrá ningún tipo de indemnizaciones, aunque se afecte el patrimonio de los ciudadanos: “No hay aquí indemnizaciones porque es una decisión de la Constitución de México”. Además, sentenció que “la Constitución tiene la facultad para reformar todo”.
En simples y llanas palabras: si la reforma energética propuesta por “ya saben quién” se aprueba, habrá competencia y consumo exclusivamente bajo las reglas del Gobierno Federal a través de la CFE. Adiós al libre mercado, adiós a la competencia, adiós a la modernidad. Bienvenido el retroceso, bienvenida la intervención gubernamental en el mercado, bienvenido el arcaísmo.
Por todo esto, da la impresión de que el Gobierno de México ya no pretende sustituir nuestra Carta Magna con una “Constitución moral”, sino disfrazarla y torcerla mediante un claro populismo constitucional. ¡Ah que caray!
Post scriptum: “Quien tenga como aspiración ser un animal, puede, naturalmente, dar la espalda a los dolores de la humanidad y trabajar en su propio provecho”, Andrés Manuel López Obrador.
Atentamente,
Francisco Ruiz, doctorando en Derecho Electoral y asociado individual del Instituto Nacional de Administración Pública.
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