Reconoce Festival Internacional de Cine de Guanajuato al documental “Lo que queda en el camino”, retrato de Jabok Krese sobre una madre y sus cuatro hijos que se unen a la caravana migrante para huir de la violencia de su país.
Irapuato, Guanajuato. Casi al cierre de la vigésima cuarta edición del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF), la película “Lo que queda en el camino”, del alemán Jakob Krese, que retrata la aventura de sobrevivencia de una familia compuesta por una madre y cuatros hijos que se unen a la caravana migrante en Guatemala para cruzar todo el territorio mexicano huyendo de la violencia de su país, fue reconocido con Mención en la categoría de Largometraje Documental Mexicano, la cual ganó el filme “Mapa de Sueños Latinoamericanos”, de Martín Weber.
Referente al retrato de Krese, éste compartió con ZETA su aventura fílmica:
“La idea de este documental fue por la impresión que tuvimos, estábamos impresionados por el movimiento de los migrantes, las caravanas que a mí me parece son un acto de resistencia donde se unen miles de personas por una razón, salvar y mejorar sus vidas y pasar fronteras nacionales, retenes, y para mí es uno de los actos de resistencia más impresionantes que he visto en los últimos años, esa fue la idea. Y ahí ya conociendo la realidad estuvimos en Tijuana un mes, después se anunció la nueva caravana, bajamos hasta Honduras y ahí fuimos viajando dos meses y medio con la caravana, donde se desarrolló la relación con Lilian y sus cuatro niños, es una historia de migración femenina que es muy importante destacar que para muchas mujeres que sufren de violencia doméstica en sus países, la única manera de salir de ese problema es huir, huir del país porque los esposos las persiguen, y no hay instituciones que respalden a la mujer, no tienen libertad económica, y tampoco pueden pagar coyotes para emigrar, entonces las caravanas son realmente la única opción para huir”, afirmó el cineasta, quien compartió el viaje con los migrantes, durmiendo lo mismo en hoteles, parques, gimnasios, campos, a lado de la carretera.
“Lilian y sus cuatro niños tomaron la película, ellos la moldearon, de alguna manera la direccionaron, en cierto modo en lo que nos dejó filmar, en lo que nos atraparon en todo sentido. En Europa estuve en caravanas cuando salieron todos los refugiados de Afganistán, de Siria, de Irak, pero no salieron de manera organizada, sino fue un escape de un momento donde ya no había cómo sobrevivir en los campos de migración, y era muy diferente. Aquí de verdad se forma un grupo, se anuncia por los medios sociales, y viajan juntos y necesitan estar juntos, allá en Europa no es así, no van organizadamente.
Quisimos filmar el paso de esta caravana porque miles de personas viajan solidariamente, se ayudan uno al otro, eso es lo que más me impactó que, todos se ayudan uno a otro. Me tocó el corazón y sabía que tenía que ir porque en sí, Latinoamérica representa un continente de resistencia, por eso yo ya soy mitad latinoamericano, adoro el continente con todas sus diferencias, pero lo que sí, la gente, esos actos de resistencia y hospitalidad no los he visto en otros lugares”, afirmó.
El documental fue proyectado en las tres locaciones del encuentro fílmico: León, San Miguel de Allende e Irapuato, donde el público abrazó la fotografía de Jakob Krese, quien dijo sorprenderse de la empatía de los pueblos: “La gente es situaciones tan difíciles no piensa más que en el otro, eso es lo que más aprendí en este camino en el que caminamos dos meses y medio, que la gente lo único que tienes es al otro, es más allá de la solidaridad, es como una necesidad. Si nosotros dos andamos juntos, solo tenemos uno al otro, yo te necesito y tu me necesitas, y llegamos juntos. Me transformó el hecho de que podemos tener muchas cosas materiales, pero no sirven, lo que necesitamos es uno al otro, las amistades que nacen de ir paso a paso, junto, pasando la misma hambre, caminando 40 km con el Sol, peleando con la policía para que nos dejen subir a un camión, estando en el desierto sin agua, eso hace crecer amistades increíbles que no se pierden nunca más”, relató Jakob a ZETA, quien viajó con Danilo do Carmo (productor) y Arne (camarógrafo), además de Tony e Irving, quienes viajaron para asistir a los viajeros, comunidades vulnerables (LGBT+ y mujeres) de las caravanas migrantes , y que atienden la casa migrante “Casa de Luz” en Tijuana.
“Mi transformación en ese camino es inmensa, pero sobre todo la de Lilian y sus niños, hay muchos cambios, cosas que aprendes, lo que dejas en el camino, lo que uno deja de ser, y lo que uno va a ser. Es un camino de transformación y son esos momentos de luchas existenciales donde no sabes qué va a pasar el próximo día, no sabes dónde vas a dormir la próxima noche, te cambia totalmente, ahí es donde tienes otra perspectiva a la vida”, enfatizó el ganador de la Mención del GIFF, quien anteriormente presentó el cortometraje “La Espera”, extraído de 120 horas filmadas en el mismo viaje, así como un próximo filme titulado “Caravaneras”, sobre dos hermanas hondureñas que lograron establecerse en Houston después de la caravana migrante.