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jueves, febrero 15, 2024
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El Divino Niño Jesús

“Dios no cumple antojos, ni endereza jorobados”.

-Dicho popular


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Un buen amigo, sacerdote, dedicó años de estudio al tema de la religiosidad popular, y obtuvo un doctorado centrado en la teología dogmática.

La religiosidad popular es admirable en todo el orbe. En México como en muchos países, se gira en torno a la Virgen María, los santos, los ángeles, arcángeles. Muchas devociones de la gente sobre el tema religioso, nos llegan a través de los misioneros, religiosos, de los obispos. En el caso del impresionante amor que la gente tenemos por el Divino Niño Jesús. Se trata del mismo niño de la Navidad, de Belén, el Hijo de Dios nacido de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, y protegido en familia por san José, a quien el Papa Francisco ha dedicado este 2021-2022.


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El padre salesiano Juan del Rizzo (italiano) fue quien en Colombia -Cali y Bogotá- es llamado apóstol del Divino Niño. La obra del salesiano ha tenido una intensidad admirable.

Hace algunos años, un compañero preparatoriano, “El Chalo” Duarte, desahuciado de cáncer en la próstata a sus 50’s, ya esperaba morir pese a los cuidados de la familia y de las intervenciones médicas. Por gracia de Dios, le regalé el librito de Los Nueve Domingos al Divino Niño Jesús. “El Chalo”, tras confesarse y rogarle con Fe al Pequeño Gigante (Eliecer Salesman), al asistir a consulta en Guadalajara, las religiosas y médicos del hospital le preguntaron que si creía en Dios; y el enfermo dijo que claro que sí creía en Dios. A lo que le expresaron, “pues Dios lo ha curado porque usted ya no presenta ningún signo del cáncer en la próstata”. Y de ahí en adelante, no suelta su imagen de bulto del Divino Niño. No es cuestión sin duda de suerte; es Fe, y sobre todo la conversión de este amigo lo que le alcanzó el favor celestial del Niño Dios.

No hay una persona tan poderosa, o al menos tan soberbia, lo cual sería una locura, que pese a la evidencia, no doble las manos humildemente para alcanzar los favores de Dios a través de su Hijo; a quien representa este Divino Niño.

No siempre será el recuperar la salud ya a cierta edad en que se va la vida, sino que el mayor milagro es la conversión; es decir, que el enfermo sea curado, pero no para seguir una vida igual o peor, sino es curado precisamente porque Dios así lo quiere al ver la fragilidad humana. Y a la vez que la persona no sólo quiere sanarse corporalmente, sino que quiere, más allá de la salud física, reconocer que Dios lo es todo.

Buena parte de la recuperación de los enfermos se relaciona con el aspecto del alma o estado anímico. Obras importantes así lo demuestran: Curados por la Fe, de ediciones Norma (Argentina), es una obra admirable escrita por el doctor Herbert Benson, director de la escuela de Medicina del Cuerpo o y el Alma de la Universidad de Harvard. Otras son del salesiano padre Eliécer Salesman, que encuentra uno en las librerías san Pablo o Prensa: Cómo superar la depresión, y Cómo vencer las preocupaciones. El autor Salesman da cuenta de las raíces históricas de las enfermedades psicosomáticas; es decir la medicina viendo al ser humano como lo que es, un espíritu encarnado. O la persona es cuerpo y espíritu o alma o mente.

Espíritu, corazón, cuerpo, mente. Ya a veces que la medicina alopática no da más; tiene un límite por más recursos de que se disponga, y debe verse por la ventana de la Fe, de Dios, el Dios misericordioso que puede descubrirse en todas las religiones; creo que aquí lo imperdonable o necesario es Creer y como diría el buen san Agustín de Hipona sobre la Palabra de Dios: “La Biblia no engaña, si el hombre no se engaña”.

Dios no cumple antojos ni endereza jorobados; significa que Dios nos puede curar o sanar, pero si ponemos todo de nuestra parte, incluso seguir las indicaciones de los médicos, agotar todas las posibilidades científicas. Pero sin cerrarse a la bendición de Dios.

Esta reflexión sobre el Divino Niño Jesús es una deuda personal y colectiva por los varios milagros que ha realizado en varios conocidos y amigos, que al borde de la muerte, desahuciados y pese a la adversidad y los dictámenes finales, recobraron la salud gracias a una intervención sobrenatural o milagrosa. Una clara intercesión del Hijo de Dios, el Niño Dios de la Navidad, es el Divino Niño Jesús.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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