Todos pelean por su espacio:
se la pasan enclaustrados
como locos enjaulados.
La familia es un fracaso.
Todos traen su celular:
andan atondados
cual burros desorientados.
Solo les falta rebuznar.
Hoy en día la juventud
va perdiendo la vergüenza:
no saben lo que es decencia,
mucho menos la virtud.
Con eso de que celular
es el mejor celestino;
se controlan a un vecino
y se ponen a chatear.
Manda la foto sin ropa,
posando de mil maneras
pornográficas y groseras,
a ver qué güey las adopta.
Lejos de encontrar marido,
solo sirven de risión;
es tan grande su aflicción
al ver su corazón destruido.
Sus fotos se viralizan:
sin brasier y sin calzones
nomás causando risiones.
Las morras se victimizan.
Y el suicidio es el final
de aquella aventura loca
por retratarse sin ropa.
Culpable fue el celular.
Alberto Torres Barragán.
Tijuana, B.C.