Para que no digan que no hay cultura, siempre es bueno ampliar el vocabulario. Y dice así:
INESTABLE: Mesa de Inés en inglés.
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ONDEANDO: Dónde estoy.
CAMARÓN: Aparato enorme que saca fotos.
DECIMAL: Pronunciar equivocadamente.
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BECERRO: Que ve u observa una loma o colina.
BERMUDAS: Observar a las que no hablan.
TELEPATÍA: Aparato de TV para la hermana de mi mamá.
TELÓN: Tela de 50 metros o más.
ANÓMALO: Hemorroides.
BARBARISMO: Colección exagerada de muñecas Barbie.
POLINESIA: Mujer policía que no quiere entender nada.
CHINCHILLA: Auchenchia de un lugar para chentarche.
DIADEMAS: Veintinueve de febrero.
DILEMAS: Háblale más.
MANIFIESTA: Juerga de cacahuates.
MEOLLO: Me escucho.
ATIBORRARTE: Desaparecerte.
CACHIBACHE: Pequeño hoyo en el pavimento que está a punto de convertirse en bache.
ENDOSCOPIO: Me preparo para todos los exámenes, excepto para dos.
NITRATO: Ni lo intento.
NUEVAMENTE: Cerebro sin usar.
TALENTO: No ‘ta rápido.
ESGUINCE: Uno más que gatorce.
ESMALTE: Ni lune ni miélcole.
SORPRENDIDA: Monja en llamas.
Autor: Estudiante de Literatura.
Sidra del gaitero
Un hombre va a un restaurante y dice al mesero:
— ¡Tráigame una botella de sidra El Gaitero!
“Lo siento, señor, pero lo que tengo es champagne La Viuda”.
Y el hombre dice asombrado:
“¡No me diga que se murió el gaitero!”.
Autor: Un bebedor desesperado.
Tabasco
Un hombre va a un bar y pregunta al encargado de la barra:
— ¿Tienes Tabasco?
“Sí, en la másquina”.
Autor: Un terapeuta del lenguaje.
Confesiones
Un anciano se encuentra en el lecho de muerte y confiesa a su mujer:
— Mariángeles, cariño, ¿recuerdas aquella asistenta que teníamos en casa en el año 65?
“Sí, claro, se llamaba Olga, ¿no?”.
— Bueno, pues tengo que confesarte que aquel cuerpo fue mío.
“Okey…”.
— ¿Y recuerdas también a la panadera del barrio en el que vivimos, cuando nació nuestro primer hijo?
“Sí. Josefina, se llamaba”.
— Bueno, también ese cuerpo fue mío. ¿Y te acuerdas de Julia, la enfermera que tan bien te cuidaba de día y de noche cuando caíste enferma hace 20 años?
“Si, sí, me acuerdo”.
— Pues debo confesarte que también aquel cuerpo fue mío.
“¿Has acabado, cariño?”.
— Sí, no tengo nada más que confesarte.
“Okey. ¿Recuerdas cuando vivíamos enfrente del Cuerpo de Bomberos? Bueno, PUES TODO AQUEL CUERPO ¡¡¡FUE MÍO!!!
Autor: Bomberos felices.
Presupuestos y obras
El alcalde de un pueblo del Sur pide presupuestos para pintar la fachada del Ayuntamiento y le entregan tres ofertas (de un mexicano, un inglés y un suizo).
La del suizo asciende a 3 millones de euros, la del inglés a 6 millones, y la del español a 9 millones de pesos.
Ante tales diferencias, se entrevista con los ofertantes, por separado, para que justifiquen su estimado de costo.
El suizo dice que él usa pintura acrílica para exteriores en dos capas, y que cuesta un millón; en andamios, brochas, equipos y seguros se va otro millón; y el otro millón restante es la mano de obra.
El inglés justifica su estimación diciendo que él es mejor pintor, que usa pintura de poliuretano con tres capas, cuyo costo asciende a 3 millones. En andamios, otros materiales, equipos y seguros, otros 2 millones. Y el millón restante, para mano de obra.
El último, que es el que finalmente gana la licitación, ya que el alcalde asegura que es el presupuesto mejor justificado, resulta ser el del español, quien le dijo:
“Mire, señor alcalde, 3 millones son para usted, otros 3 para mí, y los 3 restantes se los damos al suizo para que nos pinte la fachada”.
Autor: Anónimo de Obras Públicas de algún ayuntamiento cercano.
