Usted lo sabe bien, cada que entra un nuevo gobierno, primero se queja de que le dejaron caja y bancos vacíos. Que no tienen para pagar sueldos y gratificaciones navideñas. Pero eso es solo al principio de su gestión. A las pocas semanas se observa el afanoso trabajo de pintores, albañiles y carpinteros. Por arte de magia tienen para ponerle al equipamiento urbano y oficial, los colores del partido ganador. Ahora no habrá necesidad; “los morenitos” seguirán al mando y no habrá colores distintos.
Y al más puro estilo de su Presidente tabasqueño, todos le siguieron la corriente y hasta los nombres de las secretarías e instituciones cambiaron. No importa que en leyes y reglamentos sigan los nombres que imperaban en la época de la promulgación.
¿Para qué cambiarlos? Para complicar y demostrar que ya llegaron “los meros-meros”.
La Secretaría de Desarrollo Social, que en su significado es amplio y define su función, cambió a Secretaría de Integración y Bienestar. Gracias a Dios que no se les ocurrió quitar los nombres de nuestras ciudades. Pero ya ve usted que al oriundo de Tabasco le abruman las ideas y los insultos a todos los que no le muestren adoración. Ahora se le ha ocurrido cambiar el nombre de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Seguramente esperará un poco a que le hagan el antojo de que el super magistrado Saldívar se prorrogue mandato como presidente.
En el caso de los colores y los gastos que ocasionan esos antojos, solo se tira el dinero… y tenemos mucho para despilfarrar. Pero cuando se trata de vidas que se pierden por antojos, latidas o puntadas, ahí sí los mexicanos nos hemos portado como verdaderos cobardes. Un ejemplo fue la desaparición del Seguro Popular para crear un mamotreto llamado Insabi (Instituto de Salud para el Bienestar), que inicia actividades el 1 de enero de 2020, y que a la fecha no puede entregar los medicamentos a los enfermos de cáncer.
El Seguro Popular, tan criticado por quienes nunca lo usaron, pero tan añorado por los que desde el 2003 hasta inicios del 2020 fueron atendidos por buenos médicos, servicios de laboratorios y medicamentos necesarios.
El doctor Julio Frenk Mora (hoy rector en una Universidad de Miami) junto con un equipo de expertos, se tardó tres años para crear el PRONASA (Programa Nacional de Salud). Fue aprobada la reforma a la Ley General de Salud por el 73% de los diputados federales y el 94% de los senadores. Y este señor, solito -porque para eso es el Presidente de los mexicanos-, eliminó sin piedad al Seguro Popular y lo hizo con un tronar de dedos. Y los mexicanos… calladitos. Y nuestros niños y mujeres muriéndose por falta de medicamentos.
Nota 1. Con la creación del Insabi, las Secretarías de Hacienda y de Salud tomaron el control para adquirir los medicamentos. Desmantelaron el modelo de compra y estos funcionarios “morenitos” ni con la ayuda de la ONU han podido concretar las adquisiciones.
Nota 2. Este Presidente acusa y difícilmente prueba. Destruyó el Seguro Popular, sin antes asegurar quién lo sustituyera con éxito. Por eso se está muriendo tanta gente.
Nota 3. Todo esto pasa por falta de verdaderos legisladores.
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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