“Estaría en un error (de los comunistas) quien siguiera sosteniendo, de un modo general, la afirmación de que abstenerse de participar en las votaciones es inadmisible en todas las circunstancias”.
-V. I. Lenin. La Enfermedad Infantil del “Izquierdismo” en el Comunismo. 1920. P.48.
La clase trabajadora, en términos generales, no vota. Mucho menos las masas pobres paupérrimas. Al no existir, en la actualidad, un Partido Obrero por el cual votar (es decir, luchar para llevar al parlamento burgués a dos o tres de sus representantes), la clase obrera se abstiene. Esto no significa más que el rechazo espontáneo al grotesco carnaval de la burguesía.
Vota la clase media pequeñoburguesa. Hoy por este partido y mañana por aquel otro. Esa es la naturaleza de la fragmentada clase media, una clase desvariada y saltimbanqui.
Son las votaciones dentro de los marcos de la “república democrática burguesa”, es decir, bajo la dictadura del capital, un repugnante circo.
¿Deben los revolucionarios comunistas participar en este circo burgués? Depende.
Estriba principalmente de la situación política presente. Por ejemplo, participar en elecciones en Colombia o en Palestina, en este momento sería una completa estupidez, un verdadero crimen. Sería desviar la ira popular, cuando lo principal en esta coyuntura es organizar la lucha revolucionaria armada contra los enemigos del pueblo.
En cambio, en esta ocasión, en nuestro país creemos que sí sería provechoso para la causa revolucionaria utilizar la ocasión electorera. Pero es necesario unir la fidelidad más absoluta a los principios comunistas con el arte de participar en esta reaccionaria parodia de democracia.
Revolucionarios sin experiencia se imaginan a menudo que los medios legales de lucha (como las elecciones) son oportunistas y que quienes participan en este carnaval son traidores. Esto no es justo. Los oportunistas y traidores son los Partidos y jefes de estos Partidos revisionistas-reformistas, que en tiempos de elecciones y de no elecciones no aplican una verdadera política revolucionaria consecuente.
Un verdadero marxista leninista sabe cumplir con sus tareas revolucionarias, tanto cuando desarrolla su trabajo legal como ilegal, tanto en tiempos de votaciones como en periodos de no votaciones.
Las elecciones son un frente más de lucha contra el Estado burgués; eso no lo entienden los ultraizquierdistas y anarquistas, la mayoría de ellos de naturaleza pequeñoburguesa.
Los revolucionarios de la clase obrera debemos de aprovechar la coyuntura electorera para llevar a cabo una propaganda y agitación viva, amplia y resonante.
Los comunistas no deben atarse las manos, sino que deben utilizar todo aquello que lleve agua al molino de la libertad, la revolución y del socialismo.
Del hecho de que la clase obrera no cuente ya con su Partido Comunista, “hecho y derecho”, no debe de ser pretexto para no participar en la odiosa pantomima burguesa. Un Partido bolchevique se forja al calor de la lucha revolucionaria, instruía el gran José Stalin.
Asimismo, hay quienes, pensando -con certeza- que las votaciones son una farsa, deciden abstenerse para no hacerle el caldo gordo a la dictadura. Qué insensatez. De premisas justas llegan a una conclusión errónea.
Los revolucionarios no inculcan al pueblo el abstenerse de participar en política. Ni tan siquiera en la política electorera.
La lucha requiere que los revolucionarios y las masas proletarias sepan batirse y adquirir experiencia en todos los frentes de combate contra los capitalistas explotadores.
Odiamos profundamente a quienes, ufanándose de ser revolucionarios y socialistas, chapotean en las pestilentes aguas del cretino parlamentarismo. No pasando de ser tales “revolucionarios”, puros paleros de la burguesía.
Para los marxista-leninistas la lucha electorera no es la única ni la principal. Ni se revuelcan en el lodo del legalismo burgués. El revolucionario comunista es un ilegal por excelencia. Nuestras acciones no están sujetas ni a Constituciones, ni a leyes, ni a códigos de la clase burguesa que detenta el Poder.
Convertir la farsa electorera en un frente de lucha contra la dictadura. He ahí la gran tarea de todo obrero reflexivo y consciente. Y de todo verdadero revolucionario comunista de la clase obrera.
Atentamente,
Javier Antuna.
Tijuana, B.C.
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