Lo mejor, pero realmente extraordinario de este filme, son dos cosas: la historia verídica de Mohamedou Ould Slahi y la actuación de Tahar Rahim, quien lleva el peso protagónico con un talento que lo ubica como uno de los grandes desde su trabajo en “Un profeta” (2010).
Aclamado entonces con el Premio César por su participación en aquella cinta que fue además nominada al Óscar en el rubro de Mejor Película Extranjera, el joven histrión al que se le identifica más en el cine francés, ahora da vida a uno de los testigos clave no de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, sino de los métodos de tortura al que fueron sometidos más de 700 musulmanes detenidos en la base militar de Estados Unidos en la Bahía de Guantánamo, con base solo en sospechas.
Slahi contó con el apoyo de la abogada Nancy Hollander (Jodie Foster) y su aprendiz, Teri Duncan (Shailene Woodley), intrigadas por el caso de este joven mauritano, quien migró a Alemania para continuar sus estudios, pero tenía un lazo familiar con Osama bin Laden, razón suficiente para vivir el infierno y encabezar la lista de próximos sentenciados a muerte de entre la población de internos de Guantánamo.
Para completar el elenco está Benedict Cumberbatch en el rol del Coronel Stuart Couch, designado fiscal para presentar el caso de Slahi. Lo más interesante de este filme dirigido por Kevin Macdonald es que los dos personajes clave, Couch y Slahi, finalmente coinciden en un punto fundamental: ambos son profundamente religiosos. El ser hombres de fe -con sus respectivas creencias- les da la fortaleza para sobrevivir un sistema injusto y defender con claridad los derechos del acusado de un crimen atroz que termina siendo víctima de sus circunstancias.
Aunado al insuperable reparto, hay que insistir en el brillante desempeño de Rahim, quien incluso logra disfrazar los errores del guion -abuso del flashback, una narrativa algo accidentada- para llevar esta historia a su buen fin, enriquecido, además, por imágenes inolvidables de verdadero Mohamedou interpretando con esa alegría vital una canción de Bob Dylan. Este título se puede ver en Cinépolis Klic. *** y media.
Punto final. – “Por la gracia de Dios”, gran película de 2019 sobre el abuso de un sacerdote, cobijado por la Iglesia Católica en Francia. No dejen de verla.