Conzultoría Matrimonial y Familiar
El truene de una pareja es una etapa difícil, dolorosa y generalmente un tiempo por el que deben pasar todos aquellos novios, matrimonios o parejas que deciden romper su relación, ¿pero por cuánto tiempo de luto? Es importante señalar que no todo el mundo tiene por qué pasar por eso, pues existen diversos factores que pueden afectar el proceso de separación y existen múltiples formas de afrontarlo, según la personalidad de cada persona y la actitud que tome.
Las rupturas de pareja pueden ser muy difíciles. Lo saben bien quienes han pasado por esa situación, e incluso la ciencia se ha encargado de comprobarlo. Un estudio de 2011 descubrió que el dolor que provoca el final de una relación activa las mismas áreas cerebrales que el dolor físico. No se trata solo de dolor. Terminar un vínculo de pareja a menudo genera un cierto caos en la vida de quien lo experimenta: sensación de soledad y eventualmente de fracaso, obligación de cambiar de hábitos, de compañías (y en ocasiones incluso de vivienda), miedo al futuro, etc.
Superar una ruptura exige atravesar un duelo, un proceso que incluye reacciones como la negación, el enfado, la negociación, el dolor emocional y la aceptación. Estas reacciones no son sucesivas, sino que se alternan. En el mismo día una persona puede pasar de unas a otras.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Binghamton y College London, los hombres y las mujeres atraviesan las rupturas amorosas de diferente forma: el sexo femenino suele terminar más afectado emocionalmente hablando, pero los hombres son quienes tardan más tiempo en superar a su ex pareja. El estudio también concluyó que el tiempo promedio que tarda una persona en superar a su ex pareja va de los seis meses a los dos años. Todo depende de cada individuo, ya que -como lo mencioné antes- depende de la actitud que tomen.
Algunas de las fases por las que deben pasar después de una ruptura amorosa puede ser el desconcierto; que es la primera etapa, la que todavía no entienden bien qué está sucediendo. Por algunos instantes parece que su mundo se derrumba y pasan por un remolino de emociones que no encuentran su lugar.
El dolor suele ser la etapa más difícil, por la angustia que acarrea. Se hacen visibles los vacíos que deja la ruptura: aparecen las frustraciones de todo lo que no pudo ser, a pesar de haber deseado tantas cosas con la ex pareja. Llegará el día en que se entiende que el pasado debe quedar atrás y formar parte de los recuerdos. Entenderán que, aunque esa relación marcó una época de su vida, no es más que eso. La vida continúa, los amigos y familiares están a su lado. En esta etapa el foco comienza a cambiar y las emociones positivas aparecen nuevamente. Con el tiempo se verá si podrán conservar una amistad u otro tipo de relación, pero durante el comienzo de la separación es mejor evitar el contacto.
Salgan con gente, trabajen, hagan deporte, intenten tener su mente ocupada. Además de recuperar aficiones antiguas, un buen plan es crear nuevos hábitos y conocer a otras personas, mas no buscar reemplazar rápidamente con otra persona a la que se fue; aquí no es aplicable el dicho: “un clavo saca otro clavo”.
El duelo tiene distintas manifestaciones y es necesario atravesarlas para poder superarlo. Frustración, rabia, fastidio, llanto, son emociones y reacciones que suceden con frecuencia en este periodo, y no sirve intentar taparlas o hacer como si no existieran. Con el tiempo irán desapareciendo.
La autoestima de una persona puede resentirse durante una ruptura, sobre todo cuando no es ella quien ha tomado la decisión. En este sentido, es importante que sea consciente de ello y que trate de no culpabilizarse por lo sucedido ni angustiarse pensando cómo habrían sido las cosas si hubiese actuado de tal o cual manera. Lo que queda es seguir adelante y procurar, en todo caso, aprender de los posibles errores.
Como siempre agradezco a mis dos que tres lectores por sus comentarios y consultas al correo: bautista46@hotmail.com o al celular (664) 204-61-80.
El Licenciado Roberto Bautista es terapeuta de parejas con maestría en Educación.
