El anime incluye dibujos animados, figuras, ropa y tiendas con variedad de gustos para asiduos amantes de la cultura japonesa que hoy abrazan y son de los gustos de las nuevas juventudes. Que incluso llega hasta esta frontera icónica tijuanense.
Este fenómeno proviene de Japón, el país lanzador de películas de Godzilla, Ultraman y otras de esta época, y más cortes caricaturistas en películas y demás impresiones y gusto, etc…
Mi hija es amante de la cultura japonesa, modas, idioma, historia, y ni qué decir del culinario sabor del guiso oriental (su debilidad).
Pero… el jueves 13 de mayo fue asesinado su chef preferido, en Playas de Tijuana, el que le preparaba su ramen, tempura, sushi, yakitori, onigiri. Le tuve que informar que nuestro chef fue asesinado, pues yo también lo conocía; acudía con ella a degustar el platillo de esa península oriental. Se puso triste y lloró.
Leyó el escrito noticioso en nota roja, tal tragedia que no puede creer. ¿Por qué eliminar a quien es cabeza responsable de entrelazar cultura japonesa, un inicio para aprender japonés (y viceversa) con las relaciones culturales, que tanto hacen falta para engrandecer la cultura mundial?
¡Cuánto le costó a Taro Yoshida invertir su capital en esta frontera, sus locales, su entusiasmo, su fuerza, juventud, su amor por asentarse en Tijuana, su plan empresarial, las fuentes de trabajo para tijuanenses, sus sueños en estas tierras franciscanas, alejadas de su isla japonesa! Para que un cobarde, un psicópata, un tirador de poca monta, un asesino… ni se imaginara el daño que causó una mente fría; sangre sin corazón fluye por las venas de tal ejecutor de Taro Yoshida.
Un crimen humillante para todos. Esto no parará, seguirán los crímenes de cualquier persona. Por lo pronto mi hija está triste por tal noticia del crimen cometido al propietario de Yoshi Ramen.
En paz descanse un tijuanense japonés, con aires futuristas, con visión empresarial y de amor por México y Tijuana, quien dejó todo en su país para emprender su experiencia culinaria acá en el norte y ya no vio más su exitazo empresarial. Lamentamos su fin.
Atentamente,
Leopoldo Durán Ramírez.
Tijuana, B.C.