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martes, octubre 8, 2024
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Adiós a la “cruzazuleada”

Hay dos temas de los cuales me gusta escribir: política y deportes. Los dos a final del día, tienen mucho en común, ya que se trata de competir y ganar.

Mi carrera profesional se ha dado alrededor de los asuntos políticos y gubernamentales por muchos años, lo cual me ha permitido desarrollarme y crecer; todo proyecto significa un reto y una oportunidad. Pero tengo que admitir que una de mis grandes pasiones son los deportes en general.

Cuando intento hacer memoria de donde surge el convertirme aficionado a determinado equipo, en ocasiones no tengo respuesta clara. En el futbol mexicano soy aficionado al Cruz Azul, y sinceramente no recuerdo desde qué momento lo hice; lo cierto es que desde muy pequeño me convertí en “fan” de este conjunto capitalino.

Para los que vivíamos en la frontera, Hubo una época en que solo contábamos con la oportunidad de presenciar por televisión dos juegos. Los sábados Imevisión transmitía Tigres de la Universidad de Nuevo León o los Rayados de Monterrey, y los domingos por Televisa el América. Al paso de los años fue posible presenciar los juegos del Cruz Azul, lo cual hizo que creciera mi afición.

La mejor época del Cruz Azul -apenas si alcanzó a recordarla- fue cuando ganó finales consecutivas en los finales de los setentas; ahí se generó el mote de “campeonísimo”, lo que atrajo a mucha gente. Después vinieron tiempos difíciles sin algún torneo ganados por años hasta que se consiguió en 1997.

Ese fue el último torneo que había conseguido el Cruz Azul. Si bien su desempeño en muchos torneos fue brillante, el lograr el campeonato se convirtió en una misión imposible y hasta una especie de maldición.

En lo personal, durante todos estos años -y por mi residencia en la Ciudad de México- me tocó presenciar 4 finales perdidas en el Estadio Azul. La primera contra Santos de Torreón, después Toluca, siguió Monterrey y América.

El perder finales y encuentros relevantes en los últimos minutos generó que se creara un nuevo verbo: “cruzazulear”, que ahora no solo se utiliza en el futbol, sino en situaciones de vida donde se pierden una oportunidad cuando se tenía algo seguro.

Cada final perdida fue motivo de burlas y una cantidad de memes muy creativos. Ni los jugadores ni cuerpo técnico tenían una explicación racional de las derrotas; pasó de ser un asunto deportivo a convertirse en un tema psicológico. La historia negativa se presentaba una y otra vez de manera hasta surrealista.

Pero llegó el 2021 y la cosa dio un giro drástico. Tras 23 años, El Cruz Azul logró coronarse en un juego complicado y en ocasiones dramático, no podía ser de otra forma. Es curioso porque su mala suerte inició al perder una final contra el Santos de Torreón, equipo al cual ahora derrotó en una especie de revancha.

Los aficionados del Cruz Azul fuimos durante 23 años objeto de infinidad de señalamientos; por el equipo pasaron una cantidad de jugadores y entrenadores sin éxito. Tuvo que ser Juan Reynoso, campeón con el Cruz Azul en aquel 1997, que con entrega y mística ahuyentara los miedos y fantasmas.

Es muy cierto que ganar una final no quita todas aquellas pérdidas, pero la verdad ayuda y mucho. Ojalá inicie una nueva etapa de campeonatos y no tengan que pasar otros 23 años para coronarse, porque para ese entonces su servidor tendría 71 años.

Felicidades a la afición de Cruz Azul que sin lugar a dudas demostró por más de dos décadas ser la más resistente en México. Su festejo en calles de varias ciudades de la república fue espectacular. Enhorabuena.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

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Alejandro Caso
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