Empresarios del ramo estiman que la derrama económica en la entidad sea de 150 millones de pesos. Preocupa el aumento de movilidad, el cual generaría un repunte exponencial de casos de coronavirus y el cierre definitivo de establecimientos
El primer periodo vacacional del año inició en Baja California con una ocupación hotelera promedio del 64%; sin embargo, destinos tradicionales de Semana Santa como San Felipe, registraron el 75% hasta el martes 30 de marzo.
A partir del lunes 29, el gobierno estatal cambió el límite permitido de aforo en restaurantes y hoteles para permitirles el 100%, pese a que la entidad se encuentra en Amarillo en el semáforo epidemiológico de COVID-19, y ante el riesgo de una tercera ola de contagios de la enfermedad respiratoria que, al martes 30 de marzo, acumuló 44 mil 724 casos y 7 mil 682 defunciones.
A los visitantes se les ha llamado a ser responsables, usar cubre bocas y atender la sana distancia, evitando aglomeraciones; sin embargo, algunas playas de la región reportaron grandes concentraciones y viajeros que no acataron las medidas sanitarias durante el fin de semana del 26 al 28 de marzo, en vísperas de la Semana Mayor.
En suma, el sector turístico se juega la vida con la temporada de Semana Santa, porque si bien tendrá un “respiro” económico, en el futuro las consecuencias serían desastrosas en términos de salud. Regresar al semáforo Naranja o Rojo significará el cierre definitivo de negocios, advirtieron algunos representantes del sector consultados por ZETA.
REPUNTE TURÍSTICO, INFERIOR A 2019
Ivette Casillas, subsecretaria de Turismo, estimó que Baja California recibirá alrededor de 150 mil vacacionistas, y una derrama económica de 157 millones de pesos. Si bien esto representa una reactivación respecto al año pasado, es una caída del 50% comparado con lo registrado en Semana Santa de 2019.
Miguel Ángel Badiola Montaño, presidente nacional de Delegaciones de la Canirac, afirmó que la expectativa de Semana Santa “es muy alta”, aunque coincidió en que se estarían por debajo de 2019, pues con todo y la autorización del gobierno estatal, los restauranteros están respetando el 1.5 metro de distancia entre cada mesa, lo que supone un menor cupo de comensales y menos ventas.
Para el miembro de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Semana Santa significa un respiro para los restauranteros, cuyo costo de operación ha incrementado por la pandemia, así como por el encarecimiento de insumos como el gas LP y algunos productos alimenticios.
“Nos hemos visto muy afectados, pero hasta este momento no hemos incrementado los precios, porque lo que queremos es levantar la cabeza; entonces, estamos de alguna manera innovando, generando nuevos menús, haciendo cosas nuevas precisamente para tener más utilidad”, apuntó Badiola.
Derivado de la pandemia, alrededor del 12% de los restaurantes en BC cerraron sus puertas definitivamente, mientras que a nivel nacional se perdieron alrededor de 120 mil restaurantes (35%), lo cual dejó sin empleo a medio millón de personas.
NUEVA OLA DE CONTAGIOS SERÍA CATASTRÓFICA
De acuerdo con Jonathan Díaz, presidente del Comité de Turismo y Convenciones (Cotuco) Mexicali, la mayor parte de los vacacionistas que esperan en San Felipe provendrán de la Capital del Estado.
Se está buscando que el malecón y la playa aledaña no sea abarrotada, de ahí que la invitación es que también se acuda a las playas que se encuentran en el Sur de la localidad.
“Estamos entre que queremos y no fomentar mucho la vida, pero tampoco queremos que falle la economía”, comentó Díaz.
La apuesta es al protocolo de Mesa Segura implantado en los restaurantes, sector que está convencido de “cuidarse y limitarse, aunque la autoridad no lo esté pidiendo, porque si hay un alza de contagios, nos va a afectar para la carrera (Baja) y no queremos eso, porque es un evento importante para San Felipe”, indicó.
Adicionalmente, se promueven otros espacios abiertos como las dunas en Cuervitos, el Cañón de Guadalupe y el Parque Vicente Guerrero, a fin de que la población tenga otras opciones aun cuando estas no cuenten con playa.
En Ensenada, Amador Arteaga, director de Proturismo, expuso que la ocupación hotelera el fin de semana pasado en el Valle de Guadalupe y Ensenada fue del 70%, y se espera que llegue al 100% durante Semana Santa, sobre todo de turismo regional procedente de Mexicali y Tijuana.
Con ello, la derrama económica podría alcanzar los 100 millones de pesos, aunado a que el Gobierno Federal no impuso las restricciones a cruces fronterizos no esenciales, como en un primer momento había señalado en un tuit la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Por su parte, Carlos Cruz Archundia, presidente de Cotuco Tijuana, se mostró optimista en cuanto a la ocupación hotelera que registrará esta ciudad fronteriza, ya que se espera una afluencia cercana a 45 mil visitantes y una derrama económica de 5 millones de dólares.
La expectativa es que el incremento de turismo brinde un “respiro” para el golpeado sector, pero el también empresario reconoció que existe preocupación en cuanto a que la movilidad ocasione una tercera ola de contagios que lleve a un nuevo confinamiento que afectaría la temporada de verano.
Panorama que sería “catastrófico”, ya que el empresariado está poniendo sus esperanzas en esta temporada de Semana Santa para recuperar algo de lo perdido, “si hay un rebrote grande, y regresamos al semáforo Naranja o Rojo, definitivamente entre 30 y 50% de los empresarios incluso podrían verse obligados a cerrar sus negocios”, advirtió Cruz Archundia.
Julián Palombo, líder de los comerciantes de la Avenida Revolución, previó que “se va a tener un repunte de ventas en esta Semana Santa, pero comparativamente con 2019, estaríamos aún por debajo en un 25%”, gracias a la visita de hasta 20 mil personas provenientes de la comunidad hispana de Estados Unidos.
Para el empresario, un eventual cambio de semáforo pondría en riesgo sobre todo a establecimientos del giro de bares y antros, que son los que se reactivaron últimamente.
SPRINGBREAKERS NO ESTÁN VISITANDO ROSARITO
Irán Verdugo, director de Cotuco Rosarito, informó que durante el fin de semana pasado se tuvo una ocupación promedio del 58%, es decir, 3 mil 148 cuartos ocupados más que en 2020, y se espera que vaya incrementando a lo largo de la semana.
Según estimaciones de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, alrededor de 30 mil vacacionistas podrían asistir a la playa durante Jueves y Viernes Santo.
No obstante, Verdugo manifestó que este año los vacacionistas denominados springbreakers no están en Rosarito, ya que la empresa que organizaba paquetes para universitarios de Estados Unidos, principalmente provenientes de Arizona, California, Texas, Nuevo México y Florida, no ha reactivado los viajes.
“Estamos en pláticas con ellos para el próximo año, para buscar la manera de cómo sí lleguen”, apuntó, para luego referir que las personas procedentes de EU que están desplazándose a Rosarito lo hacen por sus propios medios, en sus vehículos.
Entretanto, operadores de tours locales certificados en bioseguridad están trabajando viajes desde Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey para visitar tres destinos de Baja California: Tijuana, Rosarito y el Valle de Guadalupe en Ensenada.
ABARROTAN PLAYAS
El domingo 28 de marzo, alrededor de 15 mil personas saturaron la playa de Rosarito. En el paisaje dominaban cientos de sobrillas, bajo las cuales familias departían mientras los más pequeños jugaban en la arena y en el mar, pese a que horas antes la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) había calificado esa playa como no apta para uso recreativo.
En su boletín, la Cofepris alertó que además de las aguas de Rosarito, las playas de Tijuana I y Hermosa (esta última en Ensenada) rebasaron los límites establecidos de 200 NPM/100 mL de enterococos.
El mismo día, kilómetros al Norte, en el área conocida como El Vigía, alrededor de mil personas se congregaron en la playa, según versiones extraoficiales. Ello, pese a que, en la zona turística de Playas de Tijuana, la Policía vigilaba que los visitantes no descendieran al malecón ni al área de la arena.
Cerca del muro fronterizo, en las aceras de Avenida del Pacífico se registró gran afluencia de personas, algunas no portaban cubre bocas.
Eric Morales, visitante local, compartió con ZETA que luego de permanecer unos minutos, se iría a su casa, debido a que “hay demasiada gente”.
Consideró “absurdo” que el acceso a la playa estuviera cerrado, ya que “la autoridad permite que haya tanta gente en las banquetas, en los restaurantes y no dejan bajar a la playa, donde vamos a tener más distanciamiento social”.
En septiembre de 2020, Eric superó la COVID-19, y, pese a que le preocupa que se sigan las medidas sanitarias, planeaba viajar a San Felipe en Semana Santa si la afluencia del destino turístico lo permitía.
Las medidas sanitarias son “cuestión de cada quien, que uno mantenga el distanciamiento, no quitarse la máscara y tener todas las precauciones, no tanto que nos digan las autoridades o los negocios”, añadió el joven, quien portaba cubre bocas.
“Turistas del ‘otro lado’ casi no hay, pero gente local sí, hay mucha”, observó una comerciante ambulante, quien asegura que, pese al incremento de la afluencia respecto a otros fines de semana, la venta es la misma. “La gente no gasta, nada más viene a caminar”, dijo.
“Las ventas no se han compuesto, antes vendíamos arriba de mil pesos y ahora vendemos menos de mil pesos”, aseveró la mujer. Ello se debe en parte a que las aceras están “repletas” de vendedores, algunos -como ella- tienen permiso para estar en la playa, pero por el cierre están arriba y hay mayor competencia.
“Las autoridades habían dicho que para el 15 marzo se abriría el acceso a la playa y después que siempre no”, recordó.
Para la entrevistada, el beneficio económico de estos días podría verse un poco siempre y cuando dejen a locatarios establecidos y vendedores ambulantes trabajar en la playa.
En tanto, la playa La Misión en Ensenada registró un “aforo muy importante”, refirió Amador Arteaga, director de Proturismo. Y aprovechó para invitar a la población turística, ser responsables y usar cubre bocas.
“Si vamos a acampar en la playa, estar distantes de otros, porque la responsabilidad es de todos, pues estar en semáforo Amarillo y poder salir, no quiere decir que la pandemia ya terminó, que el virus no está”, puntualizó.
Hasta el cierre de edición, martes 30 de marzo, Tijuana aún no definía si abrirá el área del malecón y su playa. El Ayuntamiento de Ensenada esperaba un muestreo del agua para abrir la playa Hermosa, según informó personal del municipio.