*Chávez Yumano y Tonantzin Guadalupe
*El Guadalupanismo mueve corazones
El Evangelio de César Chávez es uno de los cientos de libros sobre este líder social, inspirado como Gandhi en las Bienaventuranzas de Jesús, encarnadas a nivel campesino para transformar lo injusto en mejores prestaciones laborales a millones de trabajadores que hoy reciben los beneficios de la entrega de este admirable personaje.
Nació y vivió a orillas del Río Colorado y cerca de la desaparecida misión franciscana de San Pedro y San Pablo de Vicuñer, incendiada como la de la Purísima Concepción, ambas hoy del lado californiano del Río Colorado, en la masacre de Yuma en 1784.
En ruinas, aún puede contemplarse el lugar en donde nació y creció con sus padres entre canales y sembradíos.
Líder original, no imitador ni demagogo, a diferencia de pseudo líderes político religiosos, o políticos que manipulan el tema de la Fe o la religión por avaricia de poder y dinero. Al menos la memoria de César Chávez está intacta en ese punto. Nació batallando en el campo de Yuma, y murió a en San Luis, Arizona, tras los ayunos que lo fortalecían para los strikes o boicots, unidos filipinos y mexicanos por la causa y en la Unión Campesina. Difícil, muy difícil lograr la unidad en cualquier institución. El biblista Luis Alfonso Zepeda, doctorado en Sagradas Escrituras (Ameca, Jalisco), considera que uno de los milagros más grandes de Cristo fue unificar tantas personalidades diferentes como las de los apóstoles.
Cuando los voraces contratistas en California desalentaban a los filipinos contratando mexicanos o viceversa, Chávez hacía coincidir a los Pacquiao con los Márquez. Al fin que, inspirado en las Bienaventuranzas cristianas, podían unirse contra las vejaciones de los campesinos, sin importar religión, raza o ideología. Todos debían respetar la mística de la no-violencia. Nunca cayó en la ley del talión. “Ojo por ojo, y el mundo terminará ciego”, diría Gandhi.
Nadie da lo que no tiene. Este líder campesino, fallecido en San Luis, Arizona, y sepultado en California, en las montañas de King, La Paz, es auténticamente original; a diferencia de líderes como el Padre Hidalgo, nunca movió a sus seguidores a asesinar o privar de la vida a alguien. Como Joe Biden o J.F. Kennedy, César Chávez fue guadalupano. Quienes querían en la Unión Campesina podían emplear símbolos religiosos populares como la Imagen de la Virgen de Guadalupe. Respetaba a las razas y otras formas de religiosidad no católicas al interior de su lucha campesina.
En documentos desclasificados del FBI, y en la gran película “César Chávez”, se dio a conocer que mientras le acusaban de ser “comunista”, expresaba: “cómo puedo ser comunista, si soy católico”.
El guadalupanismo de Estrada Chávez es originalmente auténtico. En su activismo por los campesinos inicia en el templo guadalupano de Delano, California, una marcha hasta Sacramento, por casi 600 millas a pie.
En sus strikes o boicots, Chávez visita en los 1970’s al Papa Pablo VI, y también se le ve echar al río Tíber cajas de uvas en referencia a las de California, para boicotear internacionalmente a los criminales explotadores de campesinos latinos, filipinos y mexicanos, sin pagarles horas extras, ni ofrecerles sanitarios, ni seguridad social ni de salud (a dos dólares la hora de “trabajo”).
En marzo siempre es Cuaresma, y se celebra a César Chávez, un cursillista que encarnó a Cristo en Las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. “Bienaventurados los pacíficos, porque se les llamará hijos de Dios”.
Por eso el investigador Elizondo escribió con certeza El Evangelio de César Chávez. Gandhi escribe en su obra Mi Dios, que quien no ha leído los Evangelios de Jesucristo no puede preciarse de ser un buen hindú.
Chávez no los leyó solamente, sino que logró encarnarlos a través del ayuno, la oración y la caridad o amor por los campesinos. Sin avergonzarse de la Guadalupana ni de los campesinos pobres y sufridos, uno de sus últimos ayunos fue por casi un mes, a pan y agua. Tras comulgar en misa, logra un gran strike o boicot; recordarán muchos, como Dolores Huerta, cuando las avionetas fumigadoras, criminalmente esparcían su venero (DDT) sobre el cuerpo de los humildes trabajadores que estaban en los campos. Aquello gracias a Dios y a la Fe que inspiró al líder campesino, pasó.
El contexto eclesial internacional es el Concilio Vaticano II (1962), la Iglesia pide a los laicos a través de Lumen Gentium, ser sal de la tierra y luz del mundo. Y Chávez, como Kennedy, Luther King, Mandela, Desmond Tutu, Havel, Walesa, Anacleto González, en eso se empeñó y por sus frutos lo conoceréis.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali.
Correo: saeta87@gmail.com