Casa YMCA por años fue el único refugio temporal para menores migrantes no acompañados, tanto deportados como desplazados de otros lugares del país o del mundo; la contingencia sanitaria fue un reto que compartieron con autoridades locales y de esta manera empujaron el proyecto de un albergue gubernamental financiado por UNICEF, que lleva el nombre de los dos menores centroamericanos asesinados en diciembre de 2018 en Tijuana
En diciembre de 2018 fueron asesinados los adolescentes centroamericanos Jason y Alexander; ambos llegaron sin la compañía de un adulto cercano en la conocida “caravana” migrante a Tijuana y se alojaron en la Zona Norte. De acuerdo con las autoridades, su asesinato fue consecuencia de un hecho delictivo aislado, descartando la posibilidad de que se tratara de un crimen de odio por el rechazo que predominaba en ese entonces hacia los extranjeros que llegaron en estas condiciones.
A dos años del doble homicidio, los nombres de estos jóvenes se utilizarán para bautizar al primer Centro de Asistencia Social exclusivo para adolescentes que migran sin la compañía de un adulto, un esfuerzo entre la sociedad civil y el gobierno para protegerlos de cualquier situación que ponga en riesgo su integridad.
“Ellos representan a muchos adolescentes que viven situaciones terribles, situaciones que pueden llegar al máximo de la violencia como es privarles de la vida. También aquéllos que viven la violencia psicológica, la tortura física, las omisiones de cuidado en cuanto a su alimentación, la falta de espacios educativos, recreativos, la falta de oportunidades para vivir una vida plena”, declaró Melba Adriana Olvera Rodríguez, secretaria de Bienestar del XXIII Ayuntamiento de Tijuana.
Esta sería la primera vez que en Tijuana el gobierno local, a través de dependencias municipales, se hace cargo de la responsabilidad de atender en primera línea a los menores migrantes, sean deportados o desplazados de cualquier nacionalidad.
Olvera Rodríguez explicó a este Semanario que el proyecto fue posible por la firma de un convenio de colaboración entre el municipio y la representación local del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef).
De la dependencia a su cargo, colaboran la Dirección Municipal de Atención al Migrante y el Sistema DIF Municipal, siendo que la segunda paramunicipal tendrá a su cargo la operación parcial del albergue.
El espacio, ubicado en el callejón Quintana Roo de la Zona Centro, pertenece al Sistema DIF y fue entregado en comodato por el Club Rotario para que fuera usado como albergue para menores en condición de calle, sin embargo, ese primer proyecto no funcionó y después pasó a ser una estancia infantil, que tampoco prosperó.
Ahora, destacó, este espacio será un albergue de primera acogida para al menos 30 adolescentes migrantes; esto quiere decir que será el lugar que los reciba tras ser deportados o detectados en movilidad sin la compañía de un familiar o adulto que se haga responsable de su cuidado.
El programa de tratamiento integral fue diseñado por la Unicef y ya se ha aplicado anteriormente en Chihuahua y Tamaulipas, ciudades fronterizas que tienen similitudes con Tijuana en cuanto al tipo de flujos migratorios.
El modelo de primera acogida tiene un periodo máximo de 45 días; en este tiempo los menores serán atendidos por DIF Municipal, para determinar que alternativa tomarán, ya sean entregados a un familiar, retornados a su lugar de origen, soliciten asilo humanitario en Estados Unidos o decidan quedarse en esta ciudad.
De acuerdo con la Unicef, la entidad de la sociedad civil que financiará una parte de este albergue, en el año que Jason y Alexander llegaron a esta ciudad, en el país fueron identificados 31 mil 171 niñas, niños y adolescentes en desplazamiento; de estos, 10 mil viajaban no acompañados y 11 mil de nacionalidad mexicana fueron deportados de Estados Unidos.
“Ahorita están llegando personas de todas las edades y los flujos son muy distintos a los que veíamos antes porque hay cada vez mayor presencia de niños en primera infancia, pero son acompañados, son niños pequeños que vienen con su mamá o con su papá; sin embargo, siempre por esta frontera han pasado (como si fueran invisibles) adolescentes en movilidad”, señaló la funcionaria municipal.
Es por esta razón que se emprendió el proyecto de un albergue enfocado en la atención de estos menores, que de manera integral puedan aportarle algo significativo a su vida “por el tiempo que estén bajo la tutela de las autoridades locales”.
Siempre ha existido la movilidad de NNA no acompañados: Casa YMCA
Si bien el tema de la migración se ha hecho más evidente cuando llega una “caravana” a nuestro país, siempre ha existido y ha tenido sus repuntes en años específicos.
La Unidad de Política Migratoria, de la Secretaría de Gobernación en México, presentó el reporte “Niñas, niños y adolescentes migrantes en situación migratoria irregular, desde y en tránsito por México”, en el cual presenta el panorama de esta población en contexto de movilidad de enero a junio de 2020.
En el periodo que la autoridad federal reporta, fueron presentados ante el Instituto Nacional de Migración (INM) cinco mil 949 niñas, niños y adolescentes en contexto de movilidad; dos mil 262 viajaban solos, la gran mayoría dentro del grupo de 12 a 17 años de edad. En el mismo periodo se recibieron a cinco mil 797 menores de nacionalidad mexicana como repatriados de Estados Unidos, de los cuales el 69.3 por ciento viajaban solos y eran del mismo grupo de edad.
El programa YMCA ha instalado desde 1995 tres casas para recibir a menores migrantes en México, entre ellas la de Tijuana que fue inaugurada en el año 2000. Aunque el programa al principio solo contemplaba la atención de menores deportados de Estados Unidos, a lo largo de los años se ha ido adaptando para atender a cualquier niña, niño y adolescente en contexto de movilidad.
Aunque la primera atención a estos menores es una responsabilidad obligada del gobierno del estado, desde su instalación en esta ciudad Casa YMCA ha sido el albergue de primera acogida para adolescentes que son deportados de Estados Unidos o detectados sin acompañamiento en grupos grandes, como las caravanas.
Valeria Ruiz Griego, coordinadora de Casa YMCA Tijuana, compartió con ZETA que a raíz de la pandemia modificaron su esquema de operación, pidiendo a la autoridad que fungiera como albergue de primera acogida por cuestiones sanitarias; fue así como se impulsó la creación de un albergue especializado y que Casa YMCA pasara a ser de segunda acogida.
“Suspendimos la recepción de menores por unos meses y la reanudamos a partir de octubre, pero siempre y cuando pasaran mínimo 15 días en el albergue DIF a manera de cuarentena, para seguridad de todos los que laboramos en la Casa y de los menores que se quedaron en resguardo”, explicó.
Simultáneamente aumentaron las deportaciones por parte de Estados Unidos; señaló que previo a la pandemia cruzaba un grupo por día, no mayor a diez menores cada uno. A partir de octubre, pasan dos grupos de seis u ocho menores cada uno, por lo que en promedio se reciben 15 menores deportados por día en Tijuana.
La posible saturación del albergue DIF, así como la aplicación de las debidas medidas sanitarias, arrojó la necesidad de tener un albergue especial para los menores migrantes, cuyo proyecto ya existía desde hace unos años, pero hasta la fecha ninguna autoridad tomaba la iniciativa para echarlo a andar.
Fue ahí donde sociedad civil, encabezada por la representación local de Unicef, señaló a la autoridad estatal que era posible que el gobierno cumpliera con esta responsabilidad y se comenzó a trazar el proyecto definitivo del albergue próximo a inaugurarse.
“Expectativas son muchas, definitivamente. La apertura de un espacio a cargo de la autoridad es un evento muy esperanzador y muy positivo, para el tema de la protección de niñas, niños y adolescentes; la expectativa principal es que pueda funcionar, que la ruta de protección trazada a nivel nacional sea bien aterrizada de manera local, que las autoridades de los tres niveles tengan una buena coordinación y que el servicio sea bueno para los menores”, expresó Ruiz Griego.
A partir de la apertura de este albergue, Casa YMCA se convertiría en un albergue de segunda acogida, esto es que recibiría a los menores que no tienen familiares que los reclamen o que por situaciones de seguridad no pueden retornar a sus lugares de origen, a los cuales se les apoyaría para obtener su trámite de asilo humanitario (ya sea en Estados Unidos o México), o su inserción a la vida productiva en la misma ciudad, si así lo desean.
Compartió que durante el aislamiento tuvieron la oportunidad de probar un programa piloto con un grupo de menores que eligieron quedarse en la ciudad; uno de ellos actualmente ya cuenta con un trabajo y ocasionalmente regresa al albergue de voluntario.