El papa Francisco aterrizó este viernes 5 de marzo a las 10:55 horas tiempo de Bagdad, a Irak la primera visita de un pontífice católico a dicho país, y primer desplazamiento del jerarca religioso al extranjero, desde el inicio de la pandemia de la COVID-19.
“Estoy contento de retomar los viajes” después de 15 meses sin realizar desplazamientos, dijo Francisco en el avión, al pie del cual le esperaba en Bagdad el primer ministro iraquí, Mustafá Al Kadhemi.
“Y este viaje emblemático es también un deber hacia esta tierra mártir desde hace tantos años”, agregó el religioso argentino, de 84 años de edad, antes de aterrizar a Irak como “un peregrino de la paz”.
“Voy a intentar respetar las indicaciones y no dar la mano a nadie, pero tampoco quiero quedarme lejos”, dijo el papa en el vuelo de ida a Bagdad. Este el viaje 33 del pontífice católico y se produce en medio de la pandemia que ha obligado a Irak a establecer toques de queda y restricciones.
El Vaticano informó que el papa Francisco, quien ya ha sido vacunado, tendrá pocos contactos con multitudes durante su estancia en Irak y que se han tomado severas medidas para evitar infecciones.
No obstante, el pontífice católico ofrecerá una misa el próximo domingo 7 de marzo, a la que se espera asistirán 10 mil personas en un estadio de Irbil.
“Deseo tanto encontraros, ver vuestros rostros y visitar vuestra tierra antigua y extraordinaria cuna de civilizaciones, vengo en peregrinación para implorar al señor perdón y reconciliación después de la guerra y el terrorismo”, dijo Francisco el pasado miércoles 3 de marzo.
Francisco desarrollará una visita de tres días a dicho país, en la que también tenderá la mano a los musulmanes chiitas, durante un encuentro simbólico con el gran ayatolá Alí Sistani, la máxima autoridad religiosa de esta rama del islam.
El papa se reunirá a su llegada a Bagdad con sacerdotes, seminaristas y monjas en la misma catedral donde combatientes islámicos mataron a 58 personas en el 2010, en el peor ataque perpetrado contra los cristianos desde la invasión de fuerzas lideradas por Estados Unidos en el 2003.
Se estima que había 1.4 millones de cristianos en Irak en el 2003 y que hoy quedan unos 250 mil, tras años de guerra y persecución. Muchos huyeron en los sucesivos conflictos que siguieron a la invasión de Irak, encabezada por Estados Unidos en 2003.
Los iraquíes decoraron con pancartas y carteles el centro de la capital y vallas publicitarias con la imagen del religioso argentino, con el lema “Todos somos hermanos”.
En la plaza Tahrir, en el centro de Bagdad, se levantó un árbol con el emblema del Vaticano, mientras que a lo largo de las calles vacías se colocaron banderas iraquíes y vaticanas.
Por su parte, el ministro iraquí de Exteriores, Fuad Hussein, dijo que los iraquíes estaban ansiosos por recibir el “mensaje de paz y tolerancia” de Francisco y describió su visita como un encuentro histórico entre el “minarete y las campanas”.
Mientras que Tahsin al-Khafaji, vocero del Estado Mayor de la Defensa iraquí, dijo que se incrementó el número de efectivos de las fuerzas de seguridad.
“Esta visita es realmente importante para nosotros y brinda una buena perspectiva de Irak porque todo el mundo estará mirando”, afirmó. El alto perfil del evento dará a las fuerzas iraquíes “motivación para realizar esta visita con seguridad y paz”, indicó.
Asimismo, el vocero del Vaticano, Matteo Bruni, dijo esta semana que lo importante es que iraquíes sepan que el Papa viaja a Irak como un “acto de amor”.
Apenas el pasado 3 de marzo, al menos 10 cohetes impactaron contra la base militar de Ain al-Asad, ubicada en la provincia iraquí de Anbar, misma que alberga tropas de la coalición liderada por Estados Unidos en dicho país,
Un reporte de la agencia francesa AFP, que cita a fuentes de seguridad, informó que al menos un contratista civil murió en el ataque con cohetes, mismos que impactaron en la base aérea de Ain al-Asad en la provincia de Anbar a las 7:20 horas (tiempo local), según anunció el coronel Wayne Marotto, portavoz de la coalición.
“Las SF (fuerzas de seguridad) iraquíes están liderando la respuesta y la investigación. Se publicará más información a medida que esté disponible”, puntualizó Marotto en su cuenta de la red social Twitter, sin especificar la magnitud de los daños.
Por su parte, un comunicado del grupo de comunicación de seguridad del Gobierno iraquí aseguró que no hubo “pérdidas significativas” y que se habían encontrado las plataformas de lanzamiento de tres de los proyectiles.
Fuentes de los servicios de seguridad citados por AFP explicaron que los proyectiles se habían disparado desde un pueblo cercano y que se trataba de misiles ‘Grad’, específicamente del tipo ‘Arash’, de fabricación iraní y más potentes que los usados recientemente en ataques similares.
Además, la semana pasada, EE.UU. realizó un ataque aéreo sobre objetivos de las milicias apoyadas por Irán en zonas fronterizas entre Irán y Siria.
Tras el ataque, el portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, señaló que la acción militar emprendida tuvo lugar “bajo la dirección del presidente [Joe] Biden” y fue autorizada no solo para responder a los recientes ataques contra las fuerzas estadounidenses y de la coalición, sino también para hacer frente a las “amenazas en curso contra ese personal”.
Según Kirby, la acción fue “proporcionada” y “se llevó a cabo respetando las medidas diplomáticas y tras haber consultado a los países que forman parte de la coalición internacional. El bombardeo estadounidense respondía a una serie de ataques con cohetes contra la presencia de EE.UU., incluido uno que mató a un contratista filipino de la coalición fuera del aeropuerto de Irbil.
Hace poco más de un año, en enero de 2020, un ataque de milicias proiraníes contra la misma base aérea de al-Asad causó importantes daños materiales y dejó lesiones cerebrales en más de un centenar de soldados, si bien no hubo víctimas mortales, ya que los soldados conocieron del ataque poco antes y consiguieron refugiarse en bunkers a tiempo. Después, un ataque estadounidense junto al aeropuerto de Bagdad, mató al general iraní Qassim Soleimani.