En el deporte en México -como en otros temas- siempre afirmamos que tenemos un gran talento para destacar; pero desafortunadamente en la mayoría de las veces nos quedamos en la orilla, lo que nos impide trascender.
Para entender lo que nos pasa hay que separar el problema en dos grupos: por un lado encontramos el deporte profesional y de alto rendimiento, y por otro lado ubicamos el deporte escolar, estudiantil o no profesional.
En nuestro país el deporte escolar es nulo. Es a temprana edad donde se detectan los talentos que a la postre se podrían convertir en profesionales. El problema es que la educación física en México es paupérrima y en el mejor de los casos insuficiente. Los maestros que imparten las clases de educación física son gente-en la mayoría de las veces- burocratizada, lo que impiden tener clases de calidad. A los niños en las primarias se les pone a correr dos vueltas a la cancha de la escuela, se les da un balón para que jueguen a la modalidad que más les plazca participar y listo; lo que sigue es esperar el timbre para finalizar la clase.
En México no existe una verdadera promoción del deporte a temprana edad y mucho menos detección de talentos en primarias y secundarias. Además, no se cuenta con un seguimiento de aquellos que han mostrado habilidades importantes.
La triste realidad es que aquel niño o joven que quiera trascender en alguna disciplina deportiva tiene que valerse de sus propios recursos, lo que desalienta principalmente a padres de familia o gente cercana. No existen apoyos y muchos menos la posibilidad de conseguir patrocinios de la iniciativa privada. Qué envidia de aquellos países donde las universidades se “pelean” por aquellos alumnos que han demostrado ser destacados deportistas.
Es importante señalar que si un joven tiene una prometedora carrera no encontrará los estímulos suficientes para dedicarse por completo a eso, no tendrá como subsistir, además que es muy probable que no se tenga ni la infraestructura requerida ni los aparatos o instrumentos para preparase. Como podemos darnos cuenta, no contamos con una cultura deportiva escolar que permita el desarrollo de las capacidades y habilidades las cuales sobran en México.
Donde se encuentra un poco más de apoyo es en los deportistas de alto rendimiento, pero para obtenerlos se necesita demostrar que prácticamente se es un superdotado y haber atravesado infinidad de vicisitudes; quien llega a tener la fortuna de acceder a estos estímulos es porque ya es un deportista de élite.
El deporte profesional es una tragedia en este país; aquellas disciplinas que son más populares y atractivas, como el futbol o béisbol, están repletas de extranjeros. El problema no son los extranjeros, sino la gran cantidad de espacios que los mexicanos no pueden ocupar.
Todo esto se convierte en un círculo vicioso; al no contar con lugares para los nacidos en este país, se decepcionan o prefieran buscar otras alternativas más atractivas que el deporte. Al final del día de algo hay que vivir.
En México lo que se prioriza es el show (como el boxeador Saúl “Canelo” Álvarez) y no programas a largo plazo; es más atractivo y lucrativo reclutar a jugadores casi en el retiro y extranjeros, pero taquilleros, que darles la oportunidad a jóvenes que si son acompañados y recompensados, llegarán lejos.
Talento existe, lo que no hay es una política pública integral que involucre a los sectores participantes o interesados. Mientras esto siga, así estaremos en el fondo de la tabla en todos los deportes, esperando milagros que nos saquen de la mediocridad.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas y comunicación; socio fundador de la empresa CAUDAE. @CasoAlejandro