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viernes, febrero 16, 2024
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Hidalgo e Iturbide

A las madres, hermanas, esposas e hijas

 


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¿Cómo transformarse de sanguinario en liberador? A dos siglos de la Independencia, centro estas líneas en la biografía de Agustín de Iturbide, historia de una feroz guerra civil que no cesa. Miguel Hidalgo rompió lanzas con los gachupines, y le propuso Iturbide en Valladolid (Morelia), sumarse a la independencia de México. Éste se burló de la idea. Influido estaba Hidalgo por los revolucionarios franceses que declararon la república democrática en Europa.

Hidalgo, con estas ideas revolucionarias, de emancipación, libertad de los mestizos e indígenas, fue rechazado y confrontado por Iturbide. Así, los realistas reprimieron bajo la mano cruel de los virreyes a los heroicos insurgentes, desde la derrota de los pioneros Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Juan Abasolo, Allende, Hidalgo y Aldama.

Iturbide, enemigo del movimiento independentista, consideraba que la idea irrumpía estabilidad y progreso de la Corona. Jugador, galán recalcitrante, buen jinete y destacado estratega militar; con graves abusos y extorsiones, defendía a sangre y fuego el status de explotación en “santa paz”. Menospreciaba a los insurgentes por la improvisación y los errores tácticos y estratégicos del cura Hidalgo, desplazando a Allende, y se valía de 100 mil indígenas desarrapados conmovidos por la Virgen Guadalupana.


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Iturbide arrasó con la riqueza de los enemigos del retrógrada Fernando VII, con amoríos; el más políticamente significativo nombrado con una despierta liberal, bella y viuda rica, Güera Rodríguez, que conspiró con personalidades de la poderosa iglesia y notables. Ella es luz de la independencia. Iturbide acumulaba riquezas, fruto de la rapiña donde arrasaban con sus ejércitos. Pero al final de su vida terminó en la miseria.

Iturbide perdona vidas que apenas sospechara simpatías a los libertadores. Las víctimas rendían “respeto”, “donando” 8 mil pesos en oro de aquella época (8 millones de pesos de hoy), evitando su fusilamiento. Los militares no han sido distinguidos por sus votos de pobreza.

Las circunstancias históricas, las fuerzas nacionales y la crisis de la corona peninsular, amenazada y secuestrada por Napoleón, y la declaración de la monarquía constitucional por la movilización de, Rafael del Riego y Flórez, personaje revolucionario que llevaron a abrir la puerta a la idea liberadora previa a la republicana, lo empujaron a un punto donde se alinean los intereses de las castas influyentes de la Colonia con la autonomía de Nueva España.

El Virrey Juan José Ruiz de Apodaca y el destino, confió a Iturbide la poderosa milicia del sur que vanamente intentó controlar la invencible guerrilla de rebeldes de Puebla, Veracruz, Guerrero y Michoacán, en manos de los radicales Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, con irrepetible honestidad, perseverancia y lealtad.

Pero llega un punto de inflexión que Iturbide se desdobla su personalidad de bribón que toma conciencia de su rol histórico en el nacer de una nueva patria, que lo torna en libertador junto a Bolívar, junto a las negociaciones con los insurgentes que sobrevivieron, donde hubo destellos de genio militar, como Morelos, Francisco Javier Mina y una pléyade de héroes anónimos.

Iturbide comete errores en el poder, como su limitada visión de Estado, sin ver los vientos nuevos de libertad republicana y una generación de miserables. Por su intención de conciliar con el menor costo de sangre, para ser un México naciente.

Guerrero, Victoria y muchos cabecillas importantes, nunca se dieron por vencidos. En desventaja estratégica, solos no podían lograr la independencia; fue la comprensión conciliadora para un puente nacional, donde se alinearon voluntades para declarar el Plan de Iguala, redactado por Agustín de Iturbide. Al tiempo, su imperio se desmoronó en la desorganización, a pesar del vastísimo territorio que iba desde Centroamérica, hasta Florida, Texas, Arizona, Nuevo México y Alta California.

Iturbide y su familia en el exilio italiano sufrieron intrigas, espionaje, miseria y persecución de la feudal triple alianza, que lo cobijó y luego le destierra; tratado como prisionero, traicionado por la ceguera pseudoliberal, tratado como traidor, -sin serlo-, es fusilado a los 40 años en Padilla, Tamaulipas, con juicio y odio malsano, dejado en la inopia y dejando a su esposa preñada y 10 hijos. Iturbide quería evitar una reconquista; incomprendido de rol que pudiera haber jugado de haber un espíritu de racionalidad, unidad y progreso.

 

M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.

Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com

Autor(a)

Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ramón González Cuéllar
Héctor Ortiz Ramírez Héctor Ortiz Ramírez Hector O 37 cygnus9304@hotmail.com
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