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martes, octubre 1, 2024
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El Día de la Mujer

En unos días (el próximo 8) habrá mucho movimiento en las calles de las principales ciudades de la república. Seguramente en la que gobierna doña Claudia Sheinbaum Pardo, la destrucción y personas heridas será superior a las últimas manifestaciones de las autollamadas feministas. Con justa razón, andan encanijadas por la forma en que las está tratando AMLO, empeñado a apoyar para la gubernatura a un individuo de baja ralea, acusado de violación y agresiones sexuales.

Lógicamente quienes en el pasado remoto dedicamos (D.F.) muchas horas a realizar protestas y exigir respeto y reconocimiento de las autoridades, para todas las mujeres, nunca podremos estar de acuerdo con las agresiones físicas y destrucción de los edificios públicos y privados. Pero son otros tiempo y personas. ¿Cómo imaginar en esas conductas a María Lavalle Urbina, Esperanza Brito de Martí, Anilú Elías Paullada o Silvia Hernández?

Y no era poca cosa lo que pedían: que no se cosificara a la mujer, que no se le pusieran rocas en el camino del desarrollo, que a las madres de familia se les respetara todo el año y no las tomaran como pretexto para comercializar “su día”. Y muchos años antes, las serias protestas y exigencias, para tener el derecho al voto.

El Día de la Mujer, partiendo de 1975 se conmemoraba con reuniones de trabajo, análisis, comparecencias de distinguidas mujeres que exigían servicios, atenciones, impulso a las inquietudes de todas, especialmente para las mujeres marginadas. Las reuniones no eran para presumir “mira lo que he logrado, apláudanme, felicítenme, entréguenme trofeos”. Era fecha de reflexión, para recapitular y determinar actividades futuras para lograr la igualdad.

No es que en el pasado los funcionarios hayan sido magnánimos, pero tampoco fueron tozudos, insensibles y de doble discurso como ahora los de la 4T: “en el gabinete hay paridad de género”, dice AMLO; sí, pero a la mayoría las tiene de “florero”. A las mujeres no se les escucha, solo se cumple con la ley de ceder lugares en los distintos puestos de gobierno. Y los más disgustados son aquellos que en su calidad de hombres, deben ceder esos lugares.

Nota 1.- Ayer como hoy, se sigue faltando respeto a mujeres valiosas. No se les cuestiona su inteligencia, capacidad y grandes resultados como profesionistas: se les insulta, se les inventa. Funcionarios que deberían convocar a la unión, al trabajo, prefieren exhibirse en su mediocridad como el gobernador Jaime Bonilla. Más que político y servidor público llegó a destrozar todo lo bien hecho. Y se cree esas “encuestas” que lo sitúan como uno de los mejores. Cuando bien sabemos que esos títulos se compran.

Nota 2. La periodista Adela Navarro Bello, directora de ZETA, desde hace años ha recibido verdaderos galardones, como este último a la Excelencia que le otorgó la Texas Tech University. Y ella sigue demostrando con su trabajo que es merecedora a esos reconocimientos y al respeto de los lectores.

Nota 3. Los cobardes insultos proferidos en contra de la Maestra Carmen López Segura, con una sólida carrera magisterial, ratificó lo que muchos pensamos de este gobernador: el respeto, la educación… no son virtudes que posea. Imitador de su presidente hasta en eso de insultar como única forma para llamar la atención.

 

Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.

Correo electrónico: redsocialtijuana@hotmail.com www.lagacetaredsocial.org

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Luz Elena Picos
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