El señor Jaime Bonilla, que afortunadamente en 8 meses terminará con su corto periodo de gobernador, resultó digno alumno de su maestro, el señor López Obrador: actúa por “latidas”, “puntadas” “antojos”. El Presidente no atiende consejos, el gobernador parece no necesitarlos. ¿Alguien puede apostar a que cuenta con asesores? Todo parece indicar que no. Y si paga por ese servicio, debería despedirlos, pues los últimos antojos, la SCJN se los ha echado abajo y exhibido a nuestros legisladores como verdaderos lelos.
La puntada de regalar a la UABC el edificio que desde hace más de 40 años está destinado para oficinas y trámites ante el gobierno estatal, es tan desproporcionado como su ignorancia de leyes y reglamentos. Baila sentado un jarabe tapatío sobre el Decreto Presidencial, publicado el 14 de julio de 1978, en el Diario Oficial de la Federación, y que enajena el terreno a título gratuito, única y exclusivamente para ser usado junto con la posterior construcción del edificio, conocido popularmente como “el Palacio Blanco”, para las oficinas estatales del gobierno.
Y como el presidente AMLO es su cuate y ya le pidió el edificio de correos (que, a pesar de la pandemia, sigue atendiendo al público, junto con la oficina de telégrafos), da por hecho que se lo va a regalar. Y que ahí hará un remedo de “centro cultural” porque así le han hablado al oído sus expertos, y hasta le han acercado un antiguo proyecto, cuyo autor, a pesar de que es un convencido de la cultura, no lo ha podido realizar. Lógico, se necesita dinero para hacerlo. Y el vetusto edificio de Correos, con una manita de gato podría callar a los inconformes. En su ignorancia supina, Bonilla sueña que será otro CEART, que por cierto ya está ocupado en forma total. Pero quiere trasladar hasta ahí al ICBC.
La querida UABC tiene varios terrenos y edificios prácticamente abandonados, y si el rector ya cuenta con 150 millones para “adaptar” el edificio de gobierno y otros millones para amueblarlo, sería más sano que construyera un edificio, sin necesidad de despojar a los tijuanenses de una oficina conocida, práctica y bien ubicada, incluso para quienes deben llegar caminando a realizar trámites municipales y estatales. Y aquí vemos el ejemplo de que cuando no hay inteligencia, sensibilidad y respeto por la ciudadanía, un gobernador determina incluso sobre propiedad municipal, como lo es nuestra Biblioteca Central. Con el absoluto apoyo de la alcaldesa Karla Ruíz.
¿Se saldrá con su antojo el gobernador? ¿Permitiremos que complique la vida de los tijuanenses? ¿Aceptaremos que nos despoje de varios edificios que cumplen una función de servicio a la ciudadanía? ¿Qué nuevas agresiones vendrán antes de que por fin termine su mandato? Veremos…
Nota 1. Cuatro “servidores de la nación” tocan la puerta, y nos preguntan si respondemos al nombre que aparece en una relación de “simpatizante de Morena”. “¡Dios me libre!” fue la respuesta. Pero ellos tuvieron que responder a varias preguntas que les hicimos. Nuestros impuestos están trabajando para AMLO.
Nota 2. Resulta que no saben organizarse para vacunar.
Nota 3. AMLO viajó 2,765 (cálculo oficial por carretera) para inaugurar instalaciones de la Guardia Nacional. Ahora solo falta que lleguen sus ocupantes. Mucho viaje…
Luz Elena Picos es directora de Red Social de Tijuana.
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