Partió con su energía a otra galaxia, pero heredó su legado histriónico, dejando testimonio de una vida en la que desafió la censura, el machismo y enfrentó la vejez de manera positiva. Siempre reinventándose, alejada del confort, valiente, jovial, franca y glamorosa, actriz mexicana Isela Vega Durazo cerró sus ojos para siempre a los 81 años, trascendiendo a las épocas y pensamientos.
Reconocida en cinco ocasiones por la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) con el Premio Ariel, uno de estos de Oro en honor a su trayectoria, quien diera vida a “Victoria Aguirre” en la serie “La Casa de las Flores” (Netflix) y a “Mercedes” en la cinta “Cindy la regia”, Vega será recordada por una trayectoria que pasó de la sensualidad del modelaje, al carisma y riguroso carácter para sobrevivir en la industria del entretenimiento, donde abordó contenidos sexuales para el cine, teatro y la revista Playboy.
Más de 90 filmes desde la Época de Oro del cine mexicano a la fecha, entre los que destacan “Tráiganme la cabeza de Alfredo García” (debut en Hollywood), “Las apariencias engañan” de Jaime Humberto Hermosillo, “La viuda negra” de Arturo Ripstein -con el que obtuvo su primer Ariel-, “La Ley de Herodes” y “El Infierno” (2010); además de decenas de participaciones en televisión.
La también madre de los actores Arturo Vázquez -concebido con el cantante Alberto Vázquez- y Shaula -con Jorge Luke-, es homenajeada con tristeza, admiración y cariño por su gremio, por ser una mujer transgresora en el cine, al actuar, escribir, producir y dirigir poderosas historias, dejando su figura en la memoria fílmica y el corazón de su público.