Finalmente, Marina del Pilar Ávila Olmeda se impuso a Jaime Bonilla Valdez.
La candidata de Morena a sucederlo en el Gobierno del Estado de Baja California, y quien aseguró que, en caso de ganar la elección, Bonilla no gobernaría la entidad lo haría ella y desde el Centro de Gobierno en el Centro Cívico de Mexicali, al que, por cierto, el actual mandatario no acude, le ganó dos de tres en las candidaturas a titulares de los ayuntamientos.
Efectivamente, las dos candidatas que Bonilla Valdez promovió, incluso desde sus presentaciones oficiales por redes sociales y siendo estas funcionarias de su administración, Vicenta Espinosa para Tijuana y Karen Postlethwaite para Mexicali, quedaron fuera de la jugada electoral de 2021.
El todavía gobernador logró meter a sus candidatos en tres de cinco municipios, a su principal protegido y aliado, Armando Ayala Robles, a quien sin éxito y de manera frustrada, intentó hacer candidato a gobernador de Baja California; a Aracely Brown en Rosarito; y en Tecate, al ex director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tecate, el desconocido, pero fiel miembro del bonillismo, Édgar Benítez Ruiz.
Marina del Pilar Ávila sabía de la intención de Bonilla de hacerse de los cinco municipios, lo cual la dejaba descubierta en la campaña en las dos ciudades más importantes electoralmente en el Estado: Tijuana, que concentra la mayor parte de la población electora, y Mexicali, Capital de la entidad. Por eso utilizó sus oficios políticos en la cúpula de Morena, para rescatar esas dos posiciones y entregárselas a su equipo, especialmente la Zona Costa, donde la mexicalense aún no es conocida.
Norma Bustamante, quien será abanderada de Morena a la alcaldía de Mexicali, que en la Capital no va en alianza con los partidos Verde Ecologista de México y el del Trabajo, fue directora de Arte y Cultura del Ayuntamiento encabezado por Marina, aunque su relación trasciende la administración pública y se origina cuando la primera fungía como conductora de un programa matutino en una televisora local cachanilla, el cual de hecho sostuvo aun siendo funcionaria pública y precandidata de Morena, a pesar del conflicto de intereses.
El esfuerzo porque Karen Postlethwaite, ex secretaria de Infraestructura Desarrollo Urbano y Territorial, fuese ungida candidata de Morena, fue evidente en el gobernador del Estado, quien la promovió hasta el cansancio tanto en actos públicos oficiales, como en privados y ciudadanos. Presumiéndola como una mujer preparada para llevar las riendas de la Capital, además de pertenecer a su equipo cercano, en el nuevo escenario, el próximo lunes 5 de abril, Karen regresará a formar parte del gabinete estatal, tras haber “perdido” contra Norma Bustamante.
Al final se impuso la labor político-electoral de Ávila Olmeda ante el capricho de Bonilla Valdez. En la Capital, en la interna de Morena, el gobernador fue derrotado.
Tal cual sucedió en Tijuana, donde la opción bonillista para la alcaldía de la ciudad más poblada de BC era la secretaria de Honestidad y Función Pública, Vicenta Espinosa, quien tenía un lugar privilegiado y frecuente en las presentaciones en vivo del gobernador, particularmente cuando se trataba de denunciar a extraños, empresarios y “adversarios” de Bonilla, en actos de corrupción y excesos.
Vicenta acusó a la administración de Arturo González Cruz, dio cuenta de los empresarios y las compañías que no pagaron los servicios de agua de acuerdo con los parámetros de esta administración; también defendió a los suyos, como lo hizo con el director de Fisamex en dos ocasiones, la primera cuando fue videograbado drogándose, y la segunda cuando sobrevivió a un ataque armado. Además, congeló la investigación sobre los moches en el gobierno de Bonilla Valdez, que implican a por lo menos tres cercanos al mandatario estatal, dos que renunciaron al hacerse público el cobro de comisiones -como lo fueron la secretaria de Bienestar y el primer oficial mayor del gobierno estatal-, así como a otro aún en funciones: Amador Rodríguez Lozano, secretario general de Gobierno.
En estas condiciones, Vicenta Espinosa ha sido fiel alfil del ingeniero Bonilla, lo mismo denuncia que protege a los suyos. Al igual que Postlethwaite, Espinosa fue harto promocionada en las presentaciones en redes sociales del representante de la 4T en Baja California, y era clara la intención de llevarla a la alcaldía de Tijuana, a la misma que en algún momento aspiró el propio Bonilla, para preservar su poder allende su gobierno de dos años.
Pero Marina del Pilar se le adelantó al gobernador en la estrategia política, y abogó porque la candidata fuera una mujer, que era también del círculo de Bonilla, pero no apoyada por este para la candidatura a la alcaldía de Tijuana: la diputada con licencia, Montserrat Caballero, quien está en el entendido que la nominación la obtuvo por la candidata y no por el mandatario estatal. De hecho, la alianza de Morena con el PVEM y el PT, sí será una realidad en la fronteriza ciudad, donde esperan arropar con más votos a Caballero, quien enfrentará en las urnas al ex alcalde de Tijuana, Jorge Ramos Hernández.
La principal promotora de hacer alianza en Tijuana y no en Mexicali, fue precisamente la candidata al Gobierno de Baja California, y la razón, fue proteger la coalición con Montserrat Caballero, avecindada en esta ciudad, pero con más labor en los últimos años en Mexicali, donde ha liderado la fracción de Morena en el Congreso del Estado y como presidenta de la Junta de Coordinación Política de ese Poder Legislativo.
De esta forma, Marina le ganó al todavía gobernador las dos ciudades más importantes de Baja California, no solo en materia electoral. También en el sector económico, en el político, en el académico y en el social. Iba por cinco, pues… y salió rasurado.