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jueves, febrero 15, 2024
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Irene Vallejo narra la epopeya del libro

“Los libros han sido nuestro mundo exterior cuando estábamos encerrados”, expresó a ZETA, a propósito de la pandemia por COVID-19, la autora de “El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo”, ensayo publicado en 2019 por Editorial Siruela

 


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Todo un acontecimiento literario ha sido el ensayo “El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo” (Siruela, 2019), de Irene Vallejo, uno de los títulos más socorridos por los enclaustrados lectores en España durante la pandemia por COVID-19 en 2020.

“El infinito en un junco” llegó a Hay Festival Cartagena de Indias 2021 con más de 150 mil ejemplares vendidos en el mundo de habla hispana, 30 reediciones y ocho premios en España: Premio Nacional de Ensayo 2020, Premio el Ojo Crítico de Narrativa 2019, Premio Las Librerías Recomiendan de No Ficción 2020, Premio Búho al Mejor Libro de 2019 que otorga la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro; Premio Acción Cívica en Defensa de las Humanidades 2020, Premio Nacional Promotora de los Estudios Latinos 2019, Premio José Antonio Labordeta 2020 y Premio de la Asociación de Librerías de Madrid al Mejor Libro del Año 2020 en la categoría No Ficción.

Por si fuera poco, el ensayo será traducido a 32 idiomas; por el momento circula en español, portugués y catalán.


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“La última vez que hablé con mis editores me dijeron que habíamos llegado a la trigésima edición y los ejemplares vendidos, en España y Latinoamérica, son más de 150 mil. Han aparecido ya las primeras traducciones, la portuguesa y la catalana, y habrá 32 traducciones, pero la pandemia las ha retrasado en muchos países; estoy esperando la de los Países Nórdicos, la francesa y la italiana, que serán las próximas en aparecer. Luego, en 2022, llegará la traducción al inglés, en Estados Unidos habrá una doble edición, tanto en inglés como en español; y bueno, después llegarán las orientales: China, Japón, Corea, y se traducirá al árabe. En fin, es que ha sido asombroso”, expresó a ZETA Irene Vallejo, muy emocionada en un enlace vía Zoom tras su participación en Hay Festival Cartagena el 29 de enero. Presentación en la que, por cierto, conversó sobre el libro con el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince.

“Yo no esperaba ni remotamente al escribir el libro que podía tener semejante acogida. De entrada, no creo que ni siquiera un editor muy versado le hubiera podido atribuir muchas posibilidades de éxito tratándose de un ensayo sobre el mundo antiguo, de contenido histórico, filosófico, antropológico y, además, siendo un volumen de más de 400 páginas. De hecho, creía que era el libro menos comercial que había escrito nunca y probablemente en el mejor de los casos llegaría a un número muy reducido de lectores con un interés muy concreto por la historia del libro”, reconoció la escritora en la entrevista con este Semanario.

“Sí es cierto que había precedentes como ‘Una historia de la lectura’ de Alberto Manguel o ‘Librerías’ de Jorge Carrión, que habían tratado estos temas y alcanzado un público amplio, pero personalmente creí que sería un libro de circulación reducida; tenía la necesidad de escribirlo y lo hice sin cálculos, sin expectativas y, bueno, recibí este regalo, por el que la realidad ha llegado muchísimo más allá de mis fantasías más desenfrenadas. Es algo que todavía no acabo de creerme y que me ha pillado totalmente desprevenida”, apostilló.

 

UN OBJETO SUPERVIVIENTE

Doctora en Filología Clásica por la Universidad de Zaragoza de España y L’Università degli Studi di Firenze de Italia, Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) pone como protagonista al libro y a las bibliotecas en el mundo griego y romano en su ensayo “El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo”.

“El infinito en un junco” hace honor a la belleza del libro. A manera de novela de aventuras y con una prosa poética, narra la epopeya del libro en la antigua Grecia con las guerras expansionistas de Alejandro Magno, pasando por la creación y destrucciones de la célebre Biblioteca de Alejandría, hasta llegar a la censura y el oscurantismo de la Edad Media y el Imperio Romano, donde los libros eran solo para algunos contados privilegiados, justo antes de la invención de la imprenta por Gutenberg, cuando inició su masificación.

El ensayo está dividido en dos partes: “Grecia imagina el mundo” y “Los caminos de Roma”. En la primera parte destacan subtítulos que recrean la travesía del libro como “La ciudad de los placeres y los libros” (Alejandría), “La piel de los libros”, “Homero como enigma y como ocaso”, “El éxito de las palabras díscolas”, “El primer libro”, “Las librerías ambulantes” y “La religión de la cultura”, por citar algunos subtemas relacionados con el libro en el antiguo mundo helénico.

Y en la segunda parte, “Los caminos de Roma”, figuran tópicos como “Una ciudad de mala reputación”, “Librero: oficio de riesgo”, “Bibliotecas públicas en los palacios del agua”, “Herculano: la destrucción que preserva”, “Ovidio choca contra la censura”, “¿Qué es un clásico?” y “Canon: historia de un junco”, entre otros apasionantes episodios de la epopeya del libro.

¿Cuál es el origen de “El infinito en un junco” o cuál era tu inquietud en torno al libro?, cuestionó ZETA a Irene Vallejo.

“Empecé a escribirlo hace seis años, cuando las predicciones apuntaban en una sola dirección bastante apocalíptica de la extinción del libro en papel con la llegada del libro electrónico, pero todo eso se combinaba con otras profecías sobre la cultura escrita. En fin, ya desde el libro ‘La galaxia Gutenberg’ (Marshall McLuhan) teníamos una especie de afirmación de que el tiempo del libro escrito pues estaba agotándose y venían nuevas épocas, las pantallas, la digitalización, la nueva comunicación. Creo que todas las personas que amamos los libros y la cultura escuchando constantemente cómo se anunciaba el fin de nuestro mundo, estábamos un poco afligidos.

“Yo, con una perspectiva amplia quise, sobre todo, reivindicar el papel del libro como objeto superviviente que se ha adaptado constantemente y ha sido capaz de atravesar milenios convulsos de historia y acontecimientos, y entonces, bueno, pues reclamar un poco de confianza en una creación que ha resultado tan versátil y tan valiosa a lo largo de los siglos, y sobre todo, replantear quizás el concepto por el cual entendemos que normalmente compite el móvil, el ordenador, en libro electrónico, el libro en papel, como si todos ellos estuvieran en una especie de torneo por ver cuál derrota a los demás, los aniquila y los expulsa del espacio. Cuando yo creo que lo que sucede en estos casos, lo que he visto como investigadora, sucede en otras épocas, es que la multiplicidad de soportes y formatos se traducen en una convivencia y en un enriquecimiento de las experiencias; no sucede que uno de los elementos, el más antiguo, quede inmediatamente suplantado por el más nuevo, como nosotros tendemos a pensar”, argumentó la autora, para complementar:

“Intentaba, pues ofrecer una visión más optimista y menos combativa de la cuestión, todo puede vivir conjuntamente, de hecho, hay un traspase constante de lectores de un formato a otro y yo creo que cualquiera de las puertas de entrada nos puede llevar a la lectura. Se habla mucho de libros en las redes, a través del libro electrónico llegan lectores al papel y a la inversa, y al final no es más que una galería con muchos pasillos y muchos acceso. Y lo que tenemos ahora es la inmensa fortuna de poder elegir en cada contexto de lectura cuál es el formato que preferimos”.

 

EL LIBRO EN LA PANDEMIA

Lectores y no lectores han encontrado refugio en los libros durante el confinamiento por la primera plaga del tercer milenio. Penguin Random House ha dicho ya que algunos de los libros más leídos durante la pandemia en Italia y España, en particular, y en Europa en general, fueron “La peste” de Albert Camus y “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago. Concretamente en España, “El infinito en un junco” de Irene Vallejo encontró miles de lectores enclaustrados mientras la peste deambulaba afuera en busca de víctimas.

¿Qué papel ha jugado el libro durante la pandemia?

“Yo creo que ha sido una sorpresa para todos, porque hubo un momento en el que se temió que, con las librerías cerradas, pues la situación sería grave y, sin embargo, nos hemos encontrado con que muchísima gente ha recurrido a los libros y ha encontrado en ellos una serenidad y un consuelo que no les daba la angustia de los noticiarios o el ritmo desbocado de las redes sociales que, lejos de tranquilizarnos, calmarnos o serenarnos, todo lo contrario, nos sobresalta y nos inquieta.

“Es curioso que haya habido este movimiento también de retorno a los clásicos. En un momento de tantas incertidumbres, nos hemos reencontrado con libros como ‘Ensayo sobre la ceguera’ de José Saramago o ‘La peste’ de Camus; también han dicho que el libro ‘Meditaciones’ de Marco Aurelio ha sido uno de los más demandados, así que yo siento que en momentos especialmente convulsos, los clásicos nos ofrecen una cierta permanencia, eternidad, sensación de que allí se encierran reflexiones, emociones o pensamientos que son esenciales, que se han mantenido vivos generación tras generación, que nos dicen algo valioso y que entronca con lo esencial de la condición humana. Es allí a donde hemos ido y no tanto a las modas. Entonces, los libros nos ofrecen un contrapeso a todo lo efímero, precipitado, como la vorágine constante, las redes, las noticias, las pantallas, y nos ha dado esa serenidad”.

Para finalizar, Vallejo lapidó:

“Yo creo que los libros han servido durante este periodo de contrapeso, nos han traído palabras sopesadas por el tiempo, escritas con calma, cuando todo parecía tan inmediato, tan asfixiante. Los libros han sido nuestro mundo exterior cuando estábamos encerrados”.

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Autor(a)

Enrique Mendoza
Enrique Mendoza
Estudió Comunicación en UABC Campus Tijuana. Premio Estatal de Literatura 2022-2023 en Baja California en la categoría de Periodismo Cultural. Autor del libro “Poetas de frontera. Anécdotas y otros diálogos con poetas tijuanenses nacidos en las décadas de 1940 y 1950”. Periodista cultural en Semanario ZETA de 2004 a la fecha.
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