Hugo López Gatell ha dado muchos pasos en falso como encargado del manejo de la crisis sanitaria que se vive en México
Hacer tal petición, #RenunciaGatell, no es un asunto de unirse a campañas mediáticas contra un funcionario federal sin motivo alguno, y menos se trata de diferencias ideológicas con un proyecto de nación, como oficialmente se ha querido percibir. Se trata de aseverar, que Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud del Gobierno de la República, no tiene calidad moral, ni congruencia, ni resultados óptimos en su estrategia para el control de la pandemia, como para seguir en el cargo que ostenta.
La petición ciudadana de la renuncia de López-Gatell tiene ya tres días en tendencia en redes sociales, no solamente por parte de aquellos críticos del Gobierno que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador o su proyecto, sino por parte de académicos, profesionales, afines a lo que desde Palacio Nacional han llamado la “cuarta transformación”, y ciertamente analistas, políticos, periodistas.
Hugo López-Gatell ha dado muchos pasos en falso como encargado del manejo de la crisis sanitaria que se vive en México y en el mundo. Persiste su negativa a decretar el uso del cubrebocas como un elemento fundamental en la protección personal y contra la propagación del SARS-Cov-2, el coronavirus que provoca la COVID-19. El incremento de contagios, cada vez más alarmante ante un muy flexible plan de contingencia con la semaforización, la cual se determina de acuerdo a los parámetros por él impuestos, sin mencionar la manipulación de las cifras, menos muertos por COVID-19 de los que se registran en las oficinas públicas, menos contagios de los detectados, y por ejemplo, aseguran una y otra vez que no hay saturación de hospitales, cuando en casi todos los Estados de la República, particularmente en la Ciudad de México, el Estado de México, y Baja California, entre otros, hemos sido testigos a través de imágenes y videos, de pacientes en el piso, en sillas de ruedas, en camillas, inclinados sobre las paredes, hacinados, ya ni qué decir de los que ni siquiera son recibidos.
Pero la incongruencia de López-Gatell se evidenció en las fiestas decembrinas. Primero cuando fue fotografiado en el pasillo de un avión sin cubrebocas, a pesar que las aerolíneas recomiendan el uso obligatorio de la mascarilla facial en sus espacios cerrados y conglomerados. Todos los pasajeros, incluso cuando están haciendo una llamada telefónica, deben utilizar la mascarilla, es una regla internacional en la pandemia.
Podría decirse que sería una falta menor, si como el Presidente, López-Gatell se dirigía a una gira informativa a cualquier entidad federativa, pero no fue este el caso. El Subsecretario abordó un avión para hacer lo que tanto ha recomendado evitar: salir de casa a realizar actividades no esenciales. Se fue de vacaciones y admitió sin pena alguna que se reunió con familiares en Oaxaca. Ahí festejó el Año Nuevo, celebración que él mismo y las autoridades federales o como en la Ciudad de México, solicitaron a la población realizarla en casa, no salir, ni siquiera visitar otros hogares de la familia. La recomendación fue celebrar solo con aquellos con los que reside en el mismo espacio.
Por esto Hugo López-Gatell no tiene calidad moral para seguir al frente de una estrategia de contención de la pandemia en México. Su imagen disfrutando en una playa, donde se aprecian mesas sin la distancia requerida por el propio Gobierno Federal, y él sin cubrebocas, de vacaciones departiendo con los suyos, no es solo una falta de respeto a los mexicanos, cuánto más significa un desprecio a las reglas por él mismo establecidas, y a las cuáles la sociedad ha estado sujeta desde marzo de 2020.