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martes, octubre 1, 2024
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No fue verdadera estrella

“El sol, la luna y todos los astros vemos que marchan de oriente a occidente.

Aquella, en cambio, marchaba de norte a sur, que es la posición

de Persia respecto a Palestina”.

-San Juan Crisóstomo, sobre San Mateo, Homilía 6.

 

A petición de un amigo cursillista (Cursillos de Cristiandad), redacto estas reflexiones sobre la recién conjunción de planetas: Júpiter, Saturno, el Sol y la Luna. Que dieron origen a la llamada Estrella de Belén, aparecida en diciembre de 2020 por 3ª ocasión. (Siglo I, XIII y XXI).

Es un evento astronómico explicado con certeza por astrónomos norteamericanos, chilenos, mexicanos, europeos. Pero al reconocerlo históricamente como la Estrella de Belén, los mismos comentaristas de Telemundo o las grandes cadenas de televisión y redes sociales coinciden en que se trató de la misma luz celeste alusiva al nacimiento del Niño Dios. Diría el pensador francés André Malraux: “El siglo XXI será religioso o no será”.

La conjunción de estos planetas con el sol y la luna (cfr. SkyMap), aunque sea un evento óptico del universo, tiene un significado también religioso, moral, humano, salvífico, admirable desde cualquier o todos los lados que lo estudiemos y observemos.

Una homilía de san Juan Crisóstomo, patriarca de Constantinopla en el siglo IV-V, aborda el Evangelio de san Mateo (2,1-12), el sermón número 6 del admirable Boca de Oro. Crisóstomo, obispo católico expulsado por el emperador y su mujer Eudoxia, por la intensidad de sus palabras sostenidas por su amor a Dios a los pobres, a los humildes, a los sencillos (lo que le costó el desprecio de los poderosos), es quien considera que La estrella aparecida a los magos no fue verdadera estrella.

Esta consideración del siglo IV pudo comprobarse en el siglo XXI: “A mi parecer, es evidente que la estrella de los magos no fue una estrella ordinaria; más aún, no fue una verdadera estrella. Lo que se prueba, ante todo, por la marcha que siguió. Efectivamente, no hay absolutamente una estrella que siga el camino, que aquella siguió. El sol, la luna y todos los astros vemos que marchan de oriente a occidente; aquella, en cambio, marchaba de norte a sur, que es la posición de Persia respecto a Palestina”.

Agrega san Juan Crisóstomo que la segunda prueba es el tiempo en que brillaba la estrella. Efectivamente, no solo aparecía durante la noche, sino en pleno día y en pleno esplendor del sol. En una fotografía de don Alberto de la Hoya publicada en el Semanario ZETA (última edición de 2020), se pudo observar en los humedales del Río Colorado entre Sonora y Baja California, cómo la Estrella de Belén (conjunción de astros 2020) brillaba como refiere san Juan Crisóstomo en los principios del cristianismo con el Nacimiento del Niño Dios en Belén o Casa de Pan. Y lo admirable es que apareció a la altura de San Pedro Mártir y de la Laguna Hanson, vista desde el Golfo de California o Santa Clara, hacia el Sureste a las 18:15 hrs. (17:15 hrs. de BC), con luz o de día fue posible apreciar el resplandor, y más al oscurecer del lunes 21 de diciembre.

“No hay estrella que tenga tal virtud; no la tiene ni la misma luna, que aun pasando tantos grados a todas las estrellas, apenas brillan los rayos del sol, se esconde y desaparece ella. La estrella, en cambio, de los magos, por la superioridad de su brillo (conjunción de planetas con el sol y la luna), venció a los mismos rayos solares, resplandeciendo más que ellos y brillando en medio de la luz”. (Homilía 6 de san Juan Crisóstomo al Evangelio según san Mateo 2,1-12 / siglo IV)

Más allá de la curiosidad o admiración sobre La Estrella de Belén como un evento astronómico, san Juan Crisóstomo ve muchos aspectos esenciales de la aparición de la Estrella que guio a los reyes magos de Persia hacia Palestina sobre la Cueva de Belén, donde José y María fueron testigos del nacimiento del hijo de Dios anunciado (aunque ignorado por los judíos), desde el texto de Isaías, como le hacen ver al rey judío Herodes los mismos “sabios”, escribas o doctores de la ley.

“Pese a toda su turbación (de Herodes y los judíos), no muestran interés en ver lo que haya sucedido, no acompañan a los magos, no les hacen una pregunta. Y es que eran a la par la gente más terca y más indolente del mundo. Cuando habían de tener a gala que entre ellos hubiera nacido el rey -un rey que había atraído ya a sí a la nación de los persas-, y pensar que más adelante los tendrían a todos sujetos a su imperio, pues las cosas, con tan brillantes principios, irían de bien en mejor, ni aun así se hacen ellos mejores. Y, sin embargo, bien poco hacía que habían salido de la cautividad de aquellos mismos persas”. (San Juan Crisóstomo, siglo IV).

Como han dicho varios astrónomos actuales, éste ha sido un evento astronómico único y admirable que ocurrió con el nacimiento del Niño Dios y el nacer del cristianismo, que ocurrió por 2ª ocasión en 1223-1226 cuando san Francisco de Asís mandó hacer el primer nacimiento natural en Greccio, Italia, que por 3ª vez ocurrió en diciembre de 2020, y por 4 el 15 de marzo de 2080.

 

Germán Orozco Mora reside en Mexicali.

Correo: saeta87@gmail.com

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