México subió seis lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de Trasparencia Internacional, al incrementar de 29 a 31 puntos, para colocarse en el sitio 124 de 180 países evaluados a nivel mundial.
Sin embargo, según los resultados de la edición 2020 de dicho ranking, México es el país peor evaluado dentro de las naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
“México se ubica junto a naciones como Bolivia, Kenia, Kirguistán y Pakistán. México sigue siendo el país peor evaluado entre los integrantes de la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, al ubicarse en la posición 37 de 37 países que la integran”, indicaron Transparencia Internacional y Transparencia Mexicana en un comunicado conjunto, en cual señalaron, también, que la República Mexicana aún no recupera su mejor evaluación histórica, que fue de 35 puntos en 2014.
“Tema delicado en el caso mexicano es la falta de sanciones a los casos y redes de corrupción que ya son del conocimiento de la opinión pública tras ser revelados por periodistas de investigación”, agregaron las organizaciones no gubernamentales.
“En 2020, Transparencia Internacional informó que en el periodo 2016 a 2019 ninguno de los casos de corrupción transnacional que involucran empresas y funcionarios mexicanos, fue sancionado en México. El riesgo de impunidad, tras conocerse estos casos y no haber identificado sanciones firmes por parte de las autoridades, sigue latente”, señalaron ambas ONG’s.
“Encabezan la edición del IPC en 2020, Dinamarca y Nueva Zelanda (88 puntos, posición 1), Finlandia, Singapur, Suecia y Suiza (85 puntos, posición 2 de 180 países). En la parte baja del índice se ubican Sudán del Sur y Somalia (12 puntos, en la posición 179 de 180 países evaluados)”, según detallaron en el comunicado.
El IPC se construye con base en distintas fuentes que recopilan percepciones de empresarios y de expertos en materia de anticorrupción en los 180 países evaluados. La calificación que se otorga a cada país se ubica en una escala de cero a 100, en donde 0 es igual al nivel más alto de corrupción percibida y cien es igual al más bajo.