Lee Jae-yong, vicepresidente de la empresa tecnológica Samsung Electronics -el mayor fabricante mundial de teléfonos inteligentes y chips de memoria-, fue declarado culpable de corrupción y malversación de fondos este lunes 18 de enero, por lo que de inmediato fue detenido, condenado a dos años y medio de prisión, una decisión que priva al conglomerado surcoreano de su principal dirigente, según lo informó la agencia Yonhap.
Samsung es el mayor de los conglomerados industriales controlados por familias que dominan la doceava economía mundial. Su volumen de negocios total representa una quinta parte del Producto Interno Bruto (PIB) surcoreano.
En 2017, Lee Jae-yong ya había sido condenado a cinco años de prisión por corrupción, malversación de fondos y otros delitos relacionados, lo que provocó la destitución de la presidenta surcoreana Park Geun-hye (2013-2017), y su posterior encarcelación.
En la apelación, la mayoría de los cargos por corrupción fueron desestimados y Lee Jae-yong recibió una pena de cárcel en suspenso. Sin embargo, la Corte Suprema surcoreana ordenó un nuevo juicio.
El caso gira en torno a los millones de dólares pagados por Samsung a la confidente de la presidenta, Choi Soon-sil, que -según la Fiscalía- estaban destinados a facilitar el traspaso de poder al frente del conglomerado, debido a los problemas de salud de Lee Kun-hee, el padre de Lee Jae-yong, quien falleció el pasado 25 de octubre, a los 78 años de edad.
El empresario que transformó al conglomerado en un gigante multinacional, era el hombre más rico y uno de los más poderosos de Corea del Sur.
Lee Kun-hee, tercer hijo varón del fundador de Samsung, Lee Byung-chul, poseía la mayor fortuna de Corea del Sur, con un neto calculado en más de 20 mil millones de dólares, según Forbes.