En memoria de 2 millones de víctimas del COVID
Merecedor del premio Ixtan Kan Tonolli en diversas ocasiones, que los periódicos El Norte, Reforma y Mural otorgan cada año a sus editorialistas más leídos, Armando Fuentes Aguirre “Catón”, oriundo de Saltillo, Coahuila, con gran oficio narrativo, ha desarrollado una vena literaria amena, divertida, talentosa, documentada, argumentativa, estimulante, que fácilmente se prende de su lectura, con motivación reveladora de curiosidad.
Hijo de Mariano Fuentes Flores y Carmen Aguirre de Fuentes, es famoso por su humor, plasmado en su obra escrita. A los quince años era locutor de radio. Abogado por la Facultad de la Universidad de Coahuila, Maestro en Lengua y Literatura, pedagogo, por la Escuela Normal Superior de Coahuila. Director del Ateneo Fuente y de la Facultad de Ciencias de la Comunicación.
En los ochenta fue cronista oficial de la ciudad de Saltillo. En 2003 la Universidad Autónoma de Nuevo León le otorga el Doctorado Honoris Causa, aunque no es historiador de profesión, sino que se considera investigador y pionero del periodismo.
En una nación con una riqueza de acontecimientos duros y crudos deliberadamente ignorados, pero reales y humanos, Catón nos muestra una país con vetas que esperan reconocerlas, cuestionarlas y reflexionar sobre lo que es nuestro pasado, sus héroes, villanos; personajes anónimos que el autor Fuentes Aguirre salva del olvido, del criminal entierro desde la historia oficial que convierte a los héroes en bronce, piedra y mármol despojándose de su carácter y perfil humano con la carga de crisis, debilidades y virtudes gloriosas.
Hay una crítica del celebrado autor, un cuestionamiento abierto a esta versión mutilada, cuadrada, seca, y en ocasiones muerta; asfixiada por el sello tricolor de la hipocresía, la mentira en la historia chayotera que distorsiona la realidad y amordaza con el sello del águila. Tiene un efecto de bostezo que anestesia el corazón del pueblo y oculta verdades que manchan la imagen de los hombres reales convertidos en falsos próceres.
En la Feria del Libro de Guadalajara existe la dicha de presenciar, de pie y pegado a la pared de un salón para 200 personas, convertidos en fieles escuchas, su conferencia magistral de casi una hora. Los expositores llegan acompañados de escuderos, comentaristas, críticos, aduladores, directivos de su casa editorial y moderadores. Catón llegó solo y es exquisito, cuán sabroso su monólogo, donde no se escuchaba una mosca. Silencio expectante común en un auditorio crítico y exigente.
De pie estuvo todo el tiempo, la exposición interesante, tanto que no se escuchaba más que su voz en ese atiborrado espacio de 300 metros cuadrados. De esa primera grata impresión leí y releí el libro Hidalgo e Iturbide (La Gloria y el Olvido), del 2009, Editorial Planeta-Diana. Es una historia novelada, que despierta vivamente la imaginación, las anécdotas, los personajes; las historias que pareciera que ahí había estado el autor, la ilación de la historia, los detalles marcados de estructura e inteligencia investigativa, de fuentes originales; donde sigue publicaciones de periódicos y personajes brillantes que fueron testigos de las batallas, los hechos; pero sobre todo, en ciertos pasajes que aparecen desprendidos de una historias de aparentes fantasías y los chispazos de sentido del humor. Tiene una obra prolífica a sus 82 años y debe ser apasionante conocer la versión de Juárez y Maximiliano.
Catón es imperfecto, pero un maestro de grandes virtudes, que divierte e ilustra magistralmente sobre el pasado que arroja preguntas y regocijo. Revive un México luminoso, por la generosa gama de personalidades amadas, odiadas, perversos, criminales, corruptos o patriotas ejemplares, con glorias y tragedias que irónicamente sobreviven y reencarnan hoy. Los cárteles de hoy tienen escuela en los virreyes gachupines que sacrificaban a garrote vil a los héroes insurgentes.
Hidalgo, Ignacio Allende, Leona Vicario, Morelos, la honradez de Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Narciso Mendoza, el brillante guerrillero Fco. J. Mina y su tropa de 200 soldados que venció a 2,000 profesionales realistas. Leonardo, Nicolás y el linaje Bravo, Mariano Matamoros, Pedro Moreno, Josefa Ortiz de Domínguez, los malditos Calleja e Iturbide y muchos de maravillosa alma y pasión, entre muchas genialidades de la lucha social… a todos resulta necesario, moral y cívico conocer su valor, existencia y ejemplo.
M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es académico del Instituto Tecnológico de Tijuana.
Correo electrónico: profe.hector.itt@gmail.com