Genaro García Luna, quien fue Secretario de Seguridad durante el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, está a punto de cumplir un año de prisión en los Estados Unidos. Fue aprehendido por autoridades de aquel país el 10 de diciembre de 2019, después de una investigación en la que es acusado de cuatro delitos:
* Conspiración internacional para distribuir cocaína.
* Conspiración por posesión de cocaína con la intención de distribuirla.
* Conspiración para importar cocaína.
* Falsedad de declaraciones.
En México, hasta hace unos días, García Luna no tenía una sola investigación sobre su criminal comportamiento. Mientras en los Estados Unidos es ligado con el cártel de Sinaloa, al cual se supone ayudó con el cual conspiró para la distribución de cocaína, en nuestro país el ex Secretario de Seguridad del Gobierno Federal, anduvo impune y libre durante siete años hasta que fue aprehendido en la Unión Americana.
Sin embargo, hace unos días se informó que la Cancillería había entregado a través de la Embajada de México en los Estados Unidos, una solicitud de extradición sobre el ex funcionario mexicano al Departamento de Justicia del vecino país. El delito por el cual lo busca la justicia mexicana, es el de enriquecimiento ilícito. A saber, incrementó su fortuna, de acuerdo a la orden que emite la Fiscalía General de la República, en 27 millones de pesos, de manera ilícita.
La realidad es que en México la justicia le llegaría muy tarde, si acaso le alcanza en algún momento, pues las probabilidades de salir libre del proceso que se le sigue son más reales en este país que en el vecino. En la Unión Americana, García Luna, quien se ha declarado inocente de todos los cargos que se le acusan, podría llegar a un acuerdo con la Fiscalía norteamericana, citar a cómplices y otras estructuras criminales, a cambio de una condena benevolente para él.
La idea los fiscales norteamericanos, explicarían extraoficialmente, fue acordar con él para reducir una sentencia, pero no lo suficiente como para que saliera de la prisión con bríos para continuar su imperio criminal. Al momento de la sentencia, en el 2017, Benjamín Arellano tenía 65 años, la libertad la obtendría a los 90.