El pasado domingo se llevaron elecciones en los estados de Hidalgo y Coahuila. En el primer caso se eligieron alcaldes, y en el segundo a diputados locales. Estos comicios tuvieron un contexto muy singular ya que se desarrollaron en medio de la crisis sanitaria y económica generada por el COVID-19.
Dicha elección tuvo que posponerse de acuerdo a la fecha establecida originalmente, trasladándose al fin de semana anterior. Las campañas se desarrollaron bajo un ambiente muy diferente, no se permitieron actos masivos y la autoridad electoral correspondiente evitó -en la medida de lo posible- contactos entre candidatos y ciudadanos.
En este contexto es muy difícil realizar campañas tradicionales por lo que los recursos económicos y humanos se centraron en medios de comunicación, así como redes sociales.
Los primeros resultados oficiales indican que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es el ganador tanto en Hidalgo como Coahuila; en segundo lugar, se ubicó el Movimiento Regeneración Nacional (Morena); y en un lejano tercer sitio el Partido Acción Nacional (PAN).
Así, y sin mayor análisis, pareciera que el PRI resurge, Morena pierde y el PAN desaparece. Si bien hay algo de razón en estas afirmaciones, los partidos políticos deben de tener mucho cuidado al obtener sus propias conclusiones, máxime que el próximo año se desarrollarán 15 elecciones que definirán gobernadores e infinidad de presidentes municipales, así como la renovación de la Cámara de Diputados en el Congreso de la Unión.
Los factores que definieron el resultado son varios; expongo algunos de ellos:
1.- El PRI históricamente tiene resultados positivos en esos estados: Si bien algunas alcaldías importantes cambian de partido político, lo cierto es que en ambas entidades el tricolor posee una fortaleza relevante; en varios municipios son bastiones que se han construido por décadas.
2.- La operación política de los gobernadores fue aplastante: Los mandatarios estatales saben operar y no escatimaron recursos para hacer ganar a sus candidatos. Necesitaban enviar un mensaje al gobierno federal y lo lograron.
3.- Morena no es lo mismo sin Andrés Manuel López Obrador: No debemos de olvidar que hay marcadas diferencias entre una elección local y nacional; los estímulos son muy diferentes y la operación también. Morena aglutina a gente de muy bajo nivel político (no todos) y en algunos casos personas emanadas del PRI o PAN; es decir, no son gente “auténtica”, sino residuos de los demás partidos políticos (algunos buenos y en otros casos muy malos).
4.- División y traición: En este tipo de elecciones donde no concurren con algún interés federal, los candidatos de Morena van solos; el poder -como a los demás partidos políticos- los corrompe y divide. No debemos olvidar que la elección para su dirigente nacional ha sido un desastre en medio de descalificaciones.
Estos factores y muchos más se desprenden del resultado del pasado domingo. Pero no se debe dejar de lado otros aspectos:
1.- Morena, sin antecedentes locales en esos estados, se posicionó en el segundo lugar desplazando con facilidad al PAN.
2.- Municipios importantes como Pachuca (capital de Hidalgo), perdieron -los morenistas- por tan solo 400 votos.
3.- En el 2021 habrá elecciones concurrentes estales y federales, por lo que los resultados serán muy diferentes.
En conclusión, el PRI refrenda su posición en lugares donde ha sido fuerte, Morena en la percepción pierde; su carácter de imbatible se vio mermada, pero sigue avanzando. El problema es que su éxito depende en gran medida del acompañamiento de López Obrador. El PAN ni sus luces.
La historia rumbo al 2021 apenas inicia; lo que acabamos de presenciar difícilmente será el termómetro de las siguientes elecciones. “Que no haya ilusos para que no haya desilusionados”.
Alejandro Caso Niebla es consultor en políticas públicas y comunicación; socio fundador de la empresa CAUDAE. @CasoAlejandro