No había cumplido ni un mes como General Comandante de la II Zona Militar en Baja California -tomó posesión el 2 de septiembre- cuando el General Saúl Luna Jaimes fue amenazado. Pero la afrenta no la recibió por parte del narcotráfico -como solía suceder en el pasado-, sino del mismísimo gobierno estatal. Efectivamente, el 30 de septiembre en una reunión en las instalaciones de la Guardia Nacional, convocada por el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, y a la que acudieron de autoridades y consejeros ciudadanos de Seguridad Pública, encabezada por el gobernador Jaime Bonilla Valdez, entre este y Jesús Alejandro Ruiz Uribe, delegado único federal en Baja California, le hicieron bola. Todo porque el General se deslindó, en respeto al orden federal, de la petición de solicitar la salida del secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Jorge Ayón Monsalve.
Al turno, el General Luna dijo que esa no era su facultad, que él estaba en la zona para coordinarse con los tres órdenes de gobierno, e incluso les leyó el principio que al respecto redactó el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a quien dijo representar. Al final justificó, conforme a su investidura, que la facultad para remover al secretario de Seguridad, era solo del alcalde, en este caso, Arturo González Cruz. Lo cual es verdad, pero como el mandatario no es asiduo a que le lleven la contraria, primero le espetó que protegía a Ayón (de hecho el General nunca dijo estar a favor de la permanencia o no de este) porque era ex militar, y luego le amenazó con un hecho que pocos de los presentes alcanzaron a comprender, pero que iba en el sentido de alguna irregularidad cometida por militares y del conocimiento de Bonilla: “Ya vas a salir con eso”, dicen que se alcanzó a escuchar al General, que a partir de ese momento fue ignorado en la reunión. De quien sí recibió apoyo el gobernador, fue del súper delegado, quien ya en confianza y al ver cómo maltrataba al General, se sumó a los señalamientos y acusó a Luna de ser cómplice de Ayón. Quienes lo conocen, dicen que Bonilla no descansará hasta que el paso del General Luna por Baja California sea corto. Ahora sí que debut, amenaza y despedida.
