“Sólo Dios es caporal, los demás son güeyes”.
Adalberto González, Dichos Alteños.
Punto por Punto, diario digital, consigna en su edición del 27 de abril de 2018 que el candidato presidencial López Obrador afirma: “Soy católico, pero cristiano por votos”.
La actitud de AMLO, expresa Roberto Blancarte en el libro AMLO y la Religión, es más bien la de alguien que quiere complacer a todos. Pero en la práctica se manifiesta con mucha ambigüedad y por lo mismo con muchas contradicciones, sobre todo respecto a la Iglesia a la que dice pertenecer, es decir la católica.
Entre las revelaciones del libro de Bernardo Barranco y Roberto Blancarte, sobre El Estado laico bajo amenaza, los autores dan a conocer la miserable vida del fundador del Partido Encuentro Social (ahora de la Solidaridad), quien como chapulín ha brincado de un partido a otro, al igual que muchos ahora políticos locales, estatales, que para no perder el registro -como el PES en Sonora o a nivel nacional- hacen alianza con otros partidos y siguen viviendo de los recursos que generosamente les entrega el pueblo a través del Instituto Nacional Electoral (antes IFE).
Anota Roberto Blancarte al hablar de la laicidad en tiempos del populismo, capítulo tercero del libro: “En realidad, aunque él (AMLO) juegue ambiguamente con la denominación cristiano, asumiéndose más bien como un seguidor de Cristo, pero haga creer a los evangélicos que es uno de ellos, en realidad se ha declarado abierta y públicamente como ‘católico’. Un verdadero evangélico -resalta Blancarte- jamás afirmaría eso”.
En abril de 2018, cuando López Obrador asistió a la CEM o Conferencia del Episcopado Mexicano, en Lago de Guadalupe, Estado de México, sostuvo delante de la mayoría de los obispos del país: “Sí, soy católico. Mi vida ha estado relacionada con la Iglesia Católica y hasta fui acólito”. Luego agregó: “Me gusta decir que soy cristiano”, pero cuestionado, acotó:” Todos los católicos somos cristianos”; y el reportero agregó también: “pero entre sonrisas y al calor de una charla interesante y sabrosa, López Obrador reveló que el voto corporativo era muy importante, lo cual fue inmediatamente interpretado como que al precandidato le interesaban los evangélicos por los votos que le pudieran aportar”.
En el texto AMLO y la Religión se tocan infinidad de puntos, como el compararlo con personajes populistas, como el brasileño Bolsonaro o el republicano Trump.
La mayoría, por no decir que casi todos los políticos, en especial los presidentes de la República Mexicana, desde don Benito Juárez García, han estado ligados a la religión católica; la formación humana, espiritual e intelectual del Benemérito de Oaxaca fue patrocinada y motivada por su tío sacerdote, que lo acercó al Seminario para estudiar filosofía y humanidades.
Tras la muerte de Luis Donaldo Colosio, identificado con el trabajo misional del jesuita Eusebio Francisco Kino (de hecho, el autobús de campaña como Senador por Sonora en 1988, así decía: No. 1 Padre Kino) … Tras el crimen de Colosio, su suplente que habría sido encargado de campaña, el Dr. Ernesto Zedillo Ponce de León, llegaría a la Presidencia de la República en 1994, sin olvidar que en su infancia en una humilde cuartería de Pueblo Nuevo, frente al enorme templo de Nuestra Señora de Loreto y San Antonio de Padua. El monaguillo (1962-63) se convertiría en el primer Presidente de la República que tras más de 150 años de rompimiento de relaciones diplomáticas México y el Vaticano, recibiría al Papa Juan Pablo II por primera vez (este como Jefe del Estado Vaticano), en su visita a México en 1999.
Cosas de la Providencia. Así que el tema de AMLO y la Religión es bien tratado por Bernardo Barranco (“Sacro y Profano”, IPN Canal 11) y por Roberto Blancarte, estudioso del tema, y un tiempo agregado y asesor del embajador de México en el Estado Vaticano.
Germán Orozco Mora reside en Mexicali. Correo: saeta87@gmail.com