Impulsados por la falta de empatía de las autoridades, miembros de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas, ingresaron el sábado 12 de septiembre a un predio –sin permiso- para recuperar los cuerpos que presuntamente allí se encuentran enterrados.
Bárbara Martínez, madre de Cesar Ezequiel Rico de la Serda, quien desapareció el 25 de octubre del 2018, aseguró que un testigo del asesinato de su hijo le informó que su cuerpo fue enterrado en el predio localizado entre la calle Rosales y rampa Pinos, de la colonia Campos, junto con otros cuatro cuerpos.
Explicó que la Fiscalía General del Estado (FGE) siempre encontraba un pretexto para impedirle la entrada, pero este sábado, desesperada por no poder ir por su hijo, y acompañada de los colectivos, ingresaron al predio.
Incluso dijo que ha estado en contacto con el Fiscal de Unidades Especializadas, Ricardo Iván Carpio Sánchez, perteneciente a la FGE, quien siempre le pide que espere para entrar a la casa, la cual está abandonada y no contaba con sellos.
“Lo siento mucho pero yo no me voy de aquí sin mi hijo, ya volví a hablar con el testigo, nos volvió a decir en donde estaba y los compañeros están excavando ahí, entonces no me puedo ir de aquí porque estoy segura que si nos vamos, ahora si me van a sellar la caca”, dijo la dolida madre.
Fue así como hombres y mujeres, con martillos hidráulicos, palas, marros, y picos, rompieron una parte del piso de la casa para luego excavar donde se presume fue enterrado Cesar Ezequiel Rico de la Serda.
“No nos vamos, ya estamos aquí, vamos a excavar hasta encontrar el cuerpo y después vamos a buscar los cuerpos de los otros cuatro muchachos que están enterrados aquí”, dijo uno de los hombres mientras sacaba tierra.
En el predio hay dos construcciones, una casa hecha de madera, de un piso, y una obra de ladrillo aun sin terminar, en donde los colectivos ya desenterraron el cuerpo de un joven el 27 de noviembre del 2019.
Desde que ingresaron las personas al terreno había elementos de la FGE afuera, quienes tomaban fotografías, pero la tensión creció cuando cuatro agentes ingresaron para tomar imágenes a los reporteros.
Los funcionarios públicos, armados, no quisieron identificarse, y de manera amenazante tomaron imágenes con sus teléfonos celulares, hasta que fueron echados del lugar por los miembros de los colectivos.
Los elementos de la FGE también tomaron fotografías de todos los vehículos que estaban afuera de la casa, incluyendo los automóviles de los representantes de los medios de comunicación.
Al interior del perdió, las personas cavaron sin descansar, se relevaban para sacar la tierra, sin embargo, hasta las 20:00 horas del sábado aún no se había llegado hasta el área donde el testigo mencionó que enterró el cadáver. Situación que no los desanimó, reconocieron que es un proceso tardado, por lo que continuarán en la casa porque temen que si se van los policías estatales clausurarán la entrada.
“Aquí vamos a seguir, no nos vamos, ya estamos tan cerca y no solo se trata del hijo de la señora Bárbara hay cuatro muchos más, cómo nuestras autoridades no entienden el dolor de una madre o un padre que lo único que quiere es tener a su hijo otra vez”, dijo Bárbara Martínez.