Eres tan amargo como el café, pero a la vez
tan dulce como la miel.
Aquel día que te dejé ir, contigo se fueron
aquellos momentos amargos.
Contigo se fueron mis ganas de
beber de tu amargo amor como el café.
Eres tan amargo, pero a la vez dulce.
Eres miel, y eres café.
Te amaba tanto como amaba tomar café
por las mañanas, y amaba el dulce sabor
de tu piel como la miel.
Pero para todo hay un fin, decidiste darle
más que café a alguien más, mientras
a mí me dabas más café que miel.
Con este poema te digo adiós a ti, y le digo
adiós a tu miel y a tu café.
Le digo adiós a este amor que no pudo ser
más miel que café.
Y le digo adiós a este amor que siento por ti,
este amor que para ti siempre fue miel,
pero tú preferiste el café.
Sabrina Ponce.
Tijuana, B.C.
(Preparatoria Educare, grupo 401)