Ensenada.- El flujo de turismo regional y proveniente de California, Estados Unidos, se ha mantenido a la alza en Ensenada a pesar de que Baja California se mantiene en alerta por la propagación de la enfermedad COVID-19.
La negativa de la Secretaría de Salud a autorizar eventos sociales continúa, el sábado y domingo los bares, restaurantes, playas, balnearios, vinícolas, cervecerías, malecón y parques públicos estuvieron a su máxima capacidad.
Las playas de la zona turística siguen cerradas y vigiladas por elementos de seguridad pública, sin embargo, las que se ubican lejos de la mancha urbana lucieron abarrotadas de acuerdo con un recorrido hecho por el Semanario ZETA.
Los visitantes llegaron desde las 8 de la mañana para alcanzar mesas o sombrillas. La temperatura mínima fue de 17 grados y la máxima de 28 grados centígrados.
Hasta el domingo 13 de septiembre, el Gobierno del Estado tenía registrados 2 mil 361 casos confirmados en Ensenada, 544 en San Quintín, con mil 494 y 401 personas recuperadas respectivamente. La cifra de fallecimientos es de 326 en Ensenada y 19 en San Quintín.
El director de Proturismo, Amardor Arteaga Saagún, informó que el comportamiento del sector turístico en Ensenada ha sido bueno debido a que el primer fin de semana de septiembre se celebró en Estados Unidos fue el “Labor Day”.
“Dentro de todo te puedo compartir que hemos avanzado en sostener una buena parte del sector turístico dentro de esta nueva normalidad y con semáforo en rojo decretado hasta el día de hoy”, consideró el funcionario.
En un comparativo de los últimos cuatro años la caída del sector hotelero en los últimos meses fue drástica, aún así, dijo, están operando a la capacidad que les permite el gobierno.
Hoteles, Restaurantes, vinícolas, pesca deportiva, centros recreativos, balnearios, parques de ecoturismo, campos de golf, se han tenido que apegar a los protocolos para continuar en operación.
Recordó que aún falta reactivar al sector de eventos sociales, como son salones y jardines, quienes a pesar de tener el protocolo no les han permitido trabajar.
Amador lamentó cómo en seis meses este sector quedó paralizado dejando a las familias que viven de esta actividad sin ingresos económicos.