En punto de las 10:00 horas de este sábado 15 de agosto sonaron las campanas de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, y al unisono las 101 iglesias de la Arquidiócesis de Tijuana se unieron al llamado a la eucaristia luego de más de 2 meses de estar canceladas por la COVID19.
Los feligreses ansiosos por regresar a “la casa de dios” llegaron a la Catedral desde las 9 de la mañana; alrededor de las 9:30 se comenzaron a formar para que su ingreso a la capilla fuera ordenado y se respetara la sana distancia.
Faltando un par de minutos para las 10:00 horas, el Arzobispo de Tijuana Francisco Moreno Barrón salió del recinto religioso y emitió una oración previo a que sonaran las campanas. Bendijo con agua bendita a los presentes a las afueras de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe.
Acto siguiente, el sacerdote abrió las puertas de la iglesia; pasó por el filtro sanitario, limpió sus zapatos en un tapete desinfectante, le tomaron la temperatura y siguió su paso hasta el altar en honor a la virgen de Guadalupe; acciones que repitieron todos los feligreses al ingresar al recinto religioso y que se replicó en las 101 iglesias de la arquidiócesis de Tijuana.
Entre las medidas de prevención ante el virus SARS-CoV-2 (causante de la enfermedad COVID-19) sólo se le permitió sentarse a tres personas por cada banca, solo estaban habilitadas las centrales y las personas de la tercera edad tenían preferencia de lugares más cercanos al altar.
Hilda Contreras, una de las más de 20 feligreses que se formaban para ingresar a la Catedral de Tijuana, contó a ZETA que ella desde siempre ha sido muy devota de la virgen de guadalupe por lo que destacó que este 15 de agosto se celebra la asunción de la santísima virgen, “es un día muy simbólico que hayan abierto ahora, con las medidas pertinentes. Yo me siento muy feliz”.
Por otra parte doña Genovebva Diaz Rodrigez confió que ella estaba esperando este día con ansias, tenía mucha ilusión porque pronto se abrieran las iglesias para celebrar la eucaristía, “este día es un gozo para mí estar aquí, porque me sentía muy triste por no venir a misa. Ayer que supe me dió una alegría inmensa y madrugué para poder estar aquí”.
Finalmente don Juan Galván Ruiz, originario de Durango, llegó a Tijuana desde hace un mes y medio, en este tiempo ha intentado fallidamente agradecerle a la virgen por su protección en esta ciudad; aseguró que no le tiene miedo al virus, “pues cómo dicen de algo nos tenemos que morir”.